Alison Al menos agradezco que Tarifa esté a nada de Rabat en avión, porque la angustia que sentía con la llamada de Abiud era descomunal, por suerte todo salió bien en el vuelo y ahora por fin puedo salir de aquí tras hacer el registro en migración, pero justo en toda la puerta me encuentro con ese hombre y no sé si es el terrible sol que hace, el estrés acumulado que tengo o lo que tiene por decir lo que me hace fruncir tanto el ceño. —Ya estoy aquí, ahora dime ¿dónde está Luz y qué diablos le hicieron? —Hola para ti también —responde sarcástico. —Dejemos las formalidades para después, ahora responde lo que te pregunté. —Este no es el mejor lugar para hablar, ven conmigo. Seguí el camino tras él hasta llegar a una camioneta, me sentí un poco desconfiado, pero ahora necesitaba saber