Capitulo III

Hace un mes que estoy encerrada en estas cuatro paredes, quizás sean más porque el departamento es amplio para dos personas pero me refiero que hace mucho no salgo de él, pensé que mi vida fuera de la clínica sería diferente pero papa sigue insistiendo en mi reposo. No me ha contado nada más de mi vida anterior, sin embargo hasta ahora estoy mejor así. He estado recordando cosas leves a través de los sueños, muchos dicen que estoy cambiada, pero como puedo volver a ser la misma persona de antes si ni recuerdo como era. Nadir no se ha separado de mi, por más veces que le he dicho que se aleje, necesito mi espacio pero parece que eso no le interesa, dejando a un lado mi molestia con el hermano mayor, hoy vendría Aida a visitarme y me enseñaría a preparar galletas, esperaba que se me diera la repostería.
Papa ha tenido mucho trabajo en el bufet de abogados, por lo que pasaba largas horas del día sola, me alegraba la compañía de mi mejor amiga y no sabría qué sería de mi cuando se fuera. Ricardo estuvo conmigo en el desayuno, mas el almuerzo tuve que pasarlo sola, aun me debatía entre sí aceptar lo que me ofreció Vahar o no y requeríamos más de un sueldo para poder costear todo, Nadir quiso hacerse cargo de los gasto pero me negué, papa se enfado por eso, discutimos por varios días mas yo no daría mi brazo a torcer.
Me di una ducha esperando que el reloj marcara las tres de la tarde, hora que programamos para su llegada, Florian la dejaría en mi puerta. Ubique en el closet ropa cómoda, consistía en una licra negra con un camisón ancho rosa y unas bailarinas blancas. Amarre mi cabello en una coleta alta, me hacía falta un corte así que en los próximos días iría al centro comercial. Escuche el timbre a lo lejos, justo a tiempo pues ya estaba lista.
Hola linda— salude abriendo, Aida llevaba un vestido estampado en colores pasteles a la altura de las rodillas— Pasa.
Compre todo lo necesario, imagine que no tendrías nada aquí— dijo enseñándome las bolsas que traía en la mano, las llevamos hasta la cocina y nos cubrimos con un delantal para no ensuciarnos.
Pasamos las horas siguientes mezclando la harina, con mantequilla, uniendo los huevos, metiéndola a la nevera por treinta minutos y todos los pasos posteriores para acabar introduciendo la bandeja en el horno a ciento ochenta grados. Charlamos los diez minutos que decía la receta que conseguimos en internet, para retirarlas y esperar que se enfriaran para darle la primera probada. Todos los momentos que he tenido con Aida hasta ahora han sido agradables, sentadas en el mueble cada una con su plato de galletas acompañadas por una deliciosa chocolatada quise saber que sería de ella en unos años, que pensaba hacer de su vida.
Así que te vas a la universidad— afirme, ella estaba triste por irse y quién lo diría, yo también— ¿Cuándo?
Me dieron respuesta en Boston, iniciare en tres meses pero mama quiere que vaya antes— explico— No cree que sea capaz de sobrevivir tanto tiempo sola, espera que me acobarde y regrese. A mí por otro lado, me gustaría experimentar, aprender a valerme por mi cuenta.
Es una decisión difícil, mas confió en que lograras todo lo que te propongas— Aida sonrió asintiendo, estaba orgullosa de ella pero aunque tuviese ese concepto de su madre, Florian solo quería lo mejor para sus hijos— ¿Y qué estudiaras?
Educación especial— respondió ilusionada, nunca me lo hubiese esperado— Por eso mama esta tan enfadada, no quiere que imparta clase para niños con discapacidades pero yo sueño con poder estar tan cerca de esos pequeños.
Pues si ya te aceptaron allá, ve tras tus sueños linda— aconseje.
La noticia me dejo un poco impresionada, esa jovencita tenía un grande y valioso corazón que no me gustaría que nadie dañara ni rompiera. Aida siempre estaba apoyando a las campañas de ayuda social, más nunca imagine que de verdad se quisiera dedicar a eso, es admirable saber que tanto dinero no la hizo superficial, mimada o malcriada, estaba segura que lo mejor de esa familia era ella. Unas horas después llego papa y mi mejor amiga tuvo que irse, revise la nevera pero antes de ponerme a preparar la cena Ricardo me detuvo.
¿Quieres cenar afuera?—.
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A unas calles abrieron una pizzería, me la han sugerido bastante— dijo.
Claro—.
Fui a cambiarme por algo más presentable, unos jeans desgastados junto a un suéter verde y las mismas bailarinas de la mañana, de noches en las calles hacia mucho frio así que solté mi cabello y opte también por un gorrito de lana blanco. Bajamos en el terrible ascensor, saludamos al vigilante del edificio y en vez de tomar el auto, caminamos. La conversación se baso en temas irrelevantes, el me comento sobre su día y yo del mío, una corriente atravesó mi cuerpo, me sentí vigilada a cada paso que daba, pensé en que estaba paranoica por los sueños que me atormentaban y no quise que papa lo notara, se iba a preocupar. Aleje todos esos pensamiento de mi mente, centrándome en el camino y a unos pasos adelante, conseguimos la puerta del restaurant. Viendo a tantas familias disfrutando de la comida olvide por completo el miedo, tomamos asiento en una mesa del fondo pues el lugar se encontraba abarrotado de personas. Hicimos nuestro pedido al mesonero que nos atendía con una sonrisa, la pizza era deliciosa y la charla me mantuvo tranquila. Volvimos al departamento y cada uno se fue a su habitación, esta sería la primera vez que no me costaría dormir.
Desperté muy animada el lunes, era muy temprano y el día anterior me había planteado empezar a hacer ejercicio en las mañanas, aproveche que papa seguía dormido para salir sin escuchar un sermón, quizás más tarde lo tendría pero regresaría para prepararle un rico desayuno. Por lo menos no tuve que comprarme ropa deportiva, no sabía si acostumbraba a ir al gimnasio antes pero en mi closet tenía una cantidad considerable de vestimenta para esto. Solo de poner un pie fuera, los vellos de mis brazos se erizaron, no quise darle mayor importancia pues regresaría corriendo a esconderme en el interior de las cuatro paredes de las que me quería alejar. El parque quedaba a una calle, muchos empleados de las tiendas que quedaban a los costados del edificio salían de sus hogares a esta hora por lo que decidí caminar hasta ahí. Inicie con lo básico, estirarme se llevo gran parte de mi tiempo, sin embargo cuando iba a echarme a correr, una mano me detuvo agarrándome por el brazo. Sentí como el pánico envolvía mi ser, de pronto recordé la cara de una mujer castaña, quise llorar por el miedo que me producía.
Olivia, ¿Estás bien?— Escucho la voz de Nadir distante, estoy paralizada reviviendo la pesadilla una y otra vez que no soy capaz de moverme— Amor reacciona, por favor.
Siento como si mi espíritu regresara a mi cuerpo, caigo en cuenta de que sigo en el parque pero ahora sentada en una banca al lado de un árbol, Nadir se hallaba a mi lado y uniendo las piezas entiendo que fue él quien me sorprendió mientras me ejercitaba.
¡Aléjate!— grito en un acto de rabieta— Déjame en paz.
Sin dejar que me responda corro, en dirección al departamento. Intento calmarme en mi habitación, una vez bañada y cambiada le hago el desayuno a Ricardo, le comento el suceso con Nadir haciéndolo enojar por mi comportamiento hacia mi ex novio. No me gustaba que discutiéramos, así que prometí pedirle una disculpa la próxima vez que lo viera, imaginando que sería muy pronto.
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Los > aparecen cuando Olivia está pensando, hablando en su cabeza.
Hasta mañana!! <3