Capítulo VII  El despertador resonó por toda la habitación, me incline en la cama hacia la mesita de noche donde reposaba para apagarlo, me encontraba despierta desde hace unos minutos, puede que los nervios influyeran mucho en mi madrugar. Era mi primer día de total libertad, no más neurólogo ni psicólogo, ambos llegaron a la conclusión de que yo llegaría a recordar en cualquier momento y no querían presionarme más a hacerlo por lo que comenzaba mi vida normal. Soy de las personas que creen que todo pasa por algo, quizás en mi destino estaba marcado iniciar una nueva etapa de esta forma. Dentro de mí murió una Olivia, pero nació otra con más ganas de vivir que nunca. Por fin me sentía como alguien normal, con un trabajo al que acudir. Programe el reloj para que me levantara muy t