Capitulo V

En su auto todo estuvo callado, solo se escuchaban nuestras respiraciones y por el momento yo no quería decirle nada, me sentía a nada de explotar. Llevábamos veinte minutos de camino, todavía no me explicaba hacia donde nos dirigíamos, pero imagine que era lejos de la ciudad porque los edificios empezaban a ser remplazados por arboles de diferentes tamaños, el día ha transcurrido caluroso, el sol en su máxima expresión lo que le daba una belleza sutil al paisaje. Pensé en Benjamín, que seguramente se cansaría de tocar el timbre sin recibir respuestas, eso hizo que el enfado volviera a mí. Este hombre se creía mi dueño, comencé a sentir pánico y me faltaba el aire, me estaba hiperventilando. Nadir lo noto, por lo pálida que se veía mi piel y aparco el auto a un lado para revisarme.
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¿Te encuentras bien?- quise insultarlo por su estúpida pregunta, pero me urgía bajarme del auto a tomar aire. Le pedí con la mirada que abriera la puerta, el secuestro era completo pues me encontraba encerrada y ni el vidrio podía bajar. El fue a mi rescate, se lo agradecería luego aunque no estuviese pasando por esto si no me hubiese metido aquí. Me saco del carro sentándome en el maletero del mismo, respire pausadamente intentando mantener la poca calma que me quedaba.
Llévame a casa, por favor- suplique una vez que recobre el aliento, Nadir se volvió cabizbajo cuando hable y por un momento me sentí mal.
Solo déjame que te muestre un lugar, comemos y te prometo que estarás en casa para el atardecer- sus ojos se enfocaron en mí, la esperanza embargaba cada parte de ellos.
Está bien, vamos- conteste rendida, sonrió triunfante y regresamos a nuestros puestos para ir al desconocido lugar.
La claustrofobia cuando es leve no afecta tanto a las personas, si esta en un nivel avanzado como en mi caso por todo lo que sufrí últimamente, término usado por el doctor Cortez, además de mi miedo a los ascensores causan que cualquier momento de pánico o ansiedad mi cuerpo reaccione como lo hizo recientemente, el temor ocasiona un choque en el sistema neurológico y nervioso que resulta en un ataque de hiperventilación. Me explico en la última consulta que tuvimos, lo visitaba cada mes y al psicólogo una vez a la semana.
El paisaje cambio de repente, el agua del mar y los botes inundaron mi vista, estábamos en el muelle. Pequeños flashback o deja vu se hicieron presentes, la sensación de haber estado aquí antes. No tenía que ser muy inteligente para saber que esto era lo que quería Nadir, que recordara el sitio. Aparco el auto, me ayudo a bajar pues aun me sentía un poco mareada y un barco gigante seria nuestro restaurant. Todo decorado de forma náutica, con anclas, salvavidas y demás me parecía hermoso. Nos ubicamos en una mesa para dos, el mesonero no se hizo esperar para tomar nuestra orden. En el menú observe nombres tan extraños, no me apetecían muchas cosas porque realmente no sabía que eran, me apene pues necesitaba la ayuda de mi ex novio para ordenar.
¿Todo en orden?- pregunto leyéndome el pensamiento.
No conozco ni la mitad de las cosas que están escritas aquí- confesé, mientras el rubor subía a mis mejillas.
Empecemos con algo sencillo, por favor tráiganos dos pastas con mariscos y de beber limonada- dijo entregándole los menús al mesero, quien prontamente se perdió de nuestro campo visual.
Gracias- susurre, el solo asintió con la cabeza con una mueca.
Papa ha dicho que te ofreció el puesto de Zaid en la compañía- comento.
Aun no he tomado una decisión- dije insegura- ¿Zaid es tu hermano? -indague cambiando el tema.
Y tu mejor amigo, ha estado pendiente de ti el último mes. ¿Te gustaría comunicarte con él?-.
Lo dude por unos segundos, luego lo reconsidere porque si era mi mejor amigo sabría muchas cosas de mi que mas nadie lo haría.
Me agradaría-.
El día que murió Debora, tu teléfono se cayó y la pantalla sufrió serias consecuencias. Después pasaron los acontecimientos de la clínica y nunca pude mandarlo a reparar, por lo que te he comprado uno nuevo- dijo sacando un iphone 6 de su bolsillo- No te lo había podido entregar antes, lo guarde hasta ahora.
Lo siento, no puedo aceptarlo- negué rechazándolo, era mucho para mí.
Vamos Oli, además no es el último modelo pero te podrá mantener en contacto con tus seres queridos-.
Si lo recibo, ¿Te harás ilusiones?-.
Lo menos que necesitaba era que pensara que volveríamos por un móvil.
¿Qué clase de persona crees que soy?- pregunto ofendido.
Bueno ya, dámelo-.
El aparato no era tan grande, del tamaño de mi mano y le había puesto una funda morada. Para utilizarlo requería mi información personal, que incluía desde mi correo hasta la tarjeta de crédito. Agendado estaba su número.
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El de su hermano y Aida, además del de sus padres, me entretuve gran parte de la espera con el teléfono, mientras Nadir me enseñaba a usarlo.
La comida era deliciosa, no pensé sentirme cómoda estando con él y no sabía si me estaba acostumbrando a su presencia pero sentí inquietud por esto último. Hablábamos de manera más fluida, los temas se daban solos y por instantes desee que se alargara el tiempo con él. Al retirar nuestros platos, ordeno brownies con helado. Sospeche que saldría de ahí rodando en vez de a pie. Pero como todo lo bueno, había llegado el final. No me acompaño hasta el departamento, se despidió de mi en la puerta del edificio y se fue. Alivio recorrió mi ser por eso, me tope con una persona que de seguro él no quería ver.
¿Benja? ¿Estás aquí desde el medio día?- pregunte preocupada.