Yamel subió a la habitación y comenzó a deshacerse de la ropa cambiándola por una pijama que tenía. Aunque tenía mucho tiempo que no visitaba la casa principal, había crecido en este lugar y después de que se fue a vivir a Francia algunas de sus ropas se habían quedado en la habitación que Miranda y Esther habían preparado para que compartiera con Eduardo.
Yamel no se sentía cómoda volviendo a compartir la habitación con su esposo pero no podía hacer nada, a final de cuentas por más que la apreciaran en esta casa, en este momento solo era la esposa de Eduardo. No podía pedir o exigir más de lo que ya le daban, eso era aprovecharse.
Luego de que Yamel se cambió, subió a la cama y se acomodó. Cuando ya estaba lista para dormir escuchó como la puerta se abría. La única persona que podía en
