8 Larkin Malditos zócalos antiguos, pienso yo. Estoy de rodillas en la puerta del frente, martillo en mano y usando las puntas de la herramienta para intentar quitar los antiguos zócalos de la pared. Jalo al borde y logro separar unos cuantos centímetros entre el zócalo y la pared. Los perros intentan ser útiles, mueven sus colas y se paran demasiado cerca. Yo me mantengo espantándolos cada varios minutos, ya que no estoy totalmente segura sobre mi uso del martillo. Reemplazar estos zócalos es lo próximo en mi lista interminable de cosas por hacer antes de poner la casa a la venta. Años y años de muebles mal movidos han dejado los zócalos golpeados y averiados, especialmente en la entrada. Uso mi espalda para tirar y separarlo de la pared y soy recompensada por un pedazo largo, rompie