Capítulo 3 - Una charla más

1367 Words
Lunes. El sol entraba con fuerza por la ventana y golpeaba mi cara. Que molestia. Hoy, al contrario de ayer, se me avecinaba un día bastante ajetreado empezando con la visita al psicólogo. Exacto, el psicólogo. Tras los diferentes malos acontecimientos y, sobre todo, mi estúpido intento de s******o, era obvio que tendría que tener varias charlas con el profesional. Por supuesto que todo este tema se ha quedado al margen de cualquier tipo de medio de comunicación, eso solo traería problemas, a parte de una mala imagen para la empresa. Me vestí con un vaquero largo, una sudadera y unos tenis blancos. Me recogí el pelo en una coleta y me coloqué mi gorra negra a juego con el cubre bocas del mismo color. Antes de salir de mi dormitorio, cogí la mochila que había encima de las silla de mi escritorio. - Buenos días chicos – dije alegre mientras entraba en la cocina - ¡Buenos días! – respondieron ellos del mismo modo. - ¿Vais ya a la empresa a ensayar? – pregunté mientras cogía una manzana y la limpiaba con la mano. - Si, tú tienes charla con el psicólogo, ¿verdad? Yo asentí con la cabeza a la vez que soltaba mi mascarilla negra de una oreja y la dejaba colgando de la otra para poder darle un bocado a mi fruta. - Ya tengo ganas de acabar con la terapia y poder tener el mismo horario con vosotros. Tener dos agendas diferentes es un lío – me quejé. - Pues ya sabes, tienes que recuperarte lo antes posible – comentó Yoongi. - En cuanto soluciones tu mente, arreglarás tu corazón y, por lo tanto, vivirás muy feliz. Para lo que quieras y lo que necesites, nos tienes a nosotros. No lo olvides nunca. – dijo el líder mientras me guiñaba un ojo. - Wow – sonreí mientras levantaba las cejas – Hoy Namjoon se ha levantado poético – reímos – muchas gracias. Recibí otra risa de él. - Bueno chicos, luego nos vemos – me despedí mientras tiraba lo poco que me sobró de la manzana al cubo de basura y me colocaba el cubre bocas – ¡Que tengáis buena mañana! - ¡Igualmente! – dijeron alguno de ellos. Por suerte, el edificio en el que tenía la terapia estaba muy cerca, prácticamente casi tan cerca como la tienda a la que fui ayer. Es por eso que, desde un principio, decidimos que podría ir andando. Aquello me relajaba. El edificio era muy alto, típico en Seúl. La planta 16, puerta 2º A. El sonido del timbre retumbó en el pasillo en el que me encontraba. Segundos después, aquel hombre mayor me abrió la puerta y me dio paso mientras la cerraba tras de si escuchando como el típico sistema de seguridad por código coreano volvía a sellar la puerta. - Buenos días (TN), ¿qué tal? - Buenos días señor Wong, muy bien, ¿y usted? - Muy bien también. ¿Has desayunado? ¿Quieres un té? - Si, gracias. – respondí cortésmente mientras me sentaba en el sillón de siempre. Por lo general, en Corea se acepta prácticamente todo lo que un mayor te ofrece ya sea tomar un té, comida o incluso salir a tomar soju. Más aún si ese mayor es tu jefe, aunque ahora mismo, ese no es el caso. Aunque realmente quería tomar ese té. - Cuidado, está muy caliente – dijo mientras ponía la taza en la mesa de madera que había justo delante mía a la vez que se sentaba enfrente sosteniendo la suya. - Bueno y dime, ¿has hecho el ejercicio que te pedí? Yo asentí con la cabeza mientras me giraba para abrir mi mochila y sacaba aquellos folios. - Aquí está – respondí mientras estiraba mis manos con el documento. El movía la cabeza arriba y abajo mientras revisaba mi pequeño trabajo. En este tenía que escribir todas las cosas buenas sobre mí, todos mis puntos fuertes y habilidades de las que me sentía confiada. Además de situaciones de las que me enorgullezca. - No está mal. Me gusta. ¿Cómo te has sentido después de esto? – preguntó mientras tomaba un sorbo de su té y arrugaba la cara afirmando que aún estaba bastante caliente. Medité durante unos segundos las palabras que iba a decir. - Bastante bien la verdad – y no mentía, hacer aquel pequeño trabajo requirió de un esfuerzo mental en el que solo tuve buenos recuerdos. Tal vez mi corta vida hasta ahora no haya sido tan catastróficamente mala como pensaba. - Me alegro mucho, vamos avanzando a pasos agigantados. Pronto nuestras charlas acabarán. Ante sus palabras yo puse una mueca de disgusto. Por una parte, quería terminar con las visitas al psicólogo, pero, por otra, echaría de menos al señor. - Por cierto, me gustaría comentarle una cosa. Probablemente sea una tontería, pero por si acaso, quiero que haya constancia de ello. - Por supuesto, dime. - Como usted sabe, parte de los fans coreanos suelen ser muy extremos y dentro de este grupo están los peores: las sasaeng. Aquí los grupos mixtos son prácticamente inexistentes, traen muchos problemas de cara al público, siempre se originan rumores horribles sobre ellos, aunque no sean verdad. El caso es que yo soy la única chica en un grupo el cual ya lleva varios años en la industria y es el que ahora está liderando el kpop, sobre todo internacionalmente. Por eso mi entrada en BTS va a ser una bomba para este tipo de personas y para crear nuevas – hice una pausa para tomar aire – el caso es que ayer fui a la tienda y un grupo de tres chicas me reconocieron. Me dieron un empujón y me insultaron. Tampoco fue nada grave ni me preocupa. Lo que si me tiene más metida en mis pensamientos es el pensar que eso es solo el comienzo. Quiero decirlo desde un principio para que esto no se nos vaya de las manos. Se de varios idols y actores que han terminado peor que yo por este tipo de personas. Y, en mi caso, son millones de seguidores los que cada día van detrás de los chicos. Tras mi larga charla, el se tomó un momento para pensar meticulosamente todo lo dicho. - Es cierto que puede ser un gran problema. Tengo a varios idols que vienen aquí por culpa de los anti fans o de las sasaeng. Por desgracia no podemos hacer nada contra este colectivo, pero si podemos fortalecer la mente de la persona y eso es lo que empezaré a hacer contigo. No quiero que tiremos por la borda todo el trabajo que hemos hecho durante este tiempo. – yo asentí con la cabeza - ¿Se lo has dicho a alguno de los chicos? - No, no quería preocuparlos por una tontería. Solo se lo comento a usted porque es el que puede darme una solución desde un punto de vista profesional. Decírselo a ellos solo aumentarán las preocupaciones. - Entiendo que esta situación puede ser molesta. Por supuesto que no voy a obligarte, pero te recomiendo que lo hables al menos con uno de ellos. Si por un casual, que espero que no, pasara algo, tener a alguien que sepa sobre el tema puede ser una gran ayuda. Yo asentí no muy convencida. Y eso él lo notó. - Se que decírselo no entra en tus planes, pero opino que es lo más importante. Suspiré. - Tendré que hacerlo, usted es el profesional. - Pero tu decisión también cuenta – me guiñó un ojo. Charlamos un poco más e hicimos algunos ejercicios mentales. Por suerte, esta vez no me mandó ningún trabajo para casa. - Nos vemos el miércoles, cuídate – dijo mientras me acompañaba hasta la puerta. - Muchas gracias señor Wong, nos vemos – sonreí mientras hice una reverencia. Una vez cerró la puerta me encaminé hacia mi casa mientras iba dándole vueltas a lo que me aconsejó. > pensé mientras revoloteaba mi pelo. ¿A quién se lo digo? Obviamente al trío pequeño – Jimin, Tae y Jungkook – estaban fuera de esto. ¿Hoseok? No, él tiene que mantener la felicidad en el grupo, no puedo desanimarlo. Me quedan Jin, Yoongi y Namjoon. Aunque el líder sería el más adecuado, también era el que más responsabilidades tenía, no podía añadirle más a su larga lista. Jin....Yoongi....¿Qué hago? Jin ya me ayudó mucho en su momento, no quería que el estuviera de nuevo es mis problemas, al menos por ahora. Di un suspiro largo. Yoongi. Tendría que hablar con él.
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