Capítulo 8 - Fogata de amargura.

1547 Words
No lo podía creer. Mi cuerpo se paralizó, al igual que mi mente. ¿Por qué hacen esto? ¿Qué tipo de mente retorcida es capaz de jugar así con las personas? Aunque después de todo lo ocurrido con el estúpido de Carlos, podría creerme prácticamente todo. Solo que en ese momento me pilló desprevenida. Los pasos empezaron a resonar por el pasillo. Iban a entrar. Lo más rápido que pude volví a tapar la caja y esconderla en mi mochila, al igual que el papel de regalo el cuál lo arrugué y lo escondí en el mismo sitio. No sabía si los chicos vendrían con algún otro idol y, lo último que quería, era que se crearan rumores entre el resto de los artistas. - (TN), ¿podemos entrar? Traemos visita – pidieron permiso para saber si me estaba cambiando de ropa o estaba visible. - Si, pasad – respondí devolviendo la alegría a mi ser. - ¡Queremos presentarte a alguien! – dijo un feliz Jin. - Bueno, quiere presentarte a alguien – corrigió Suga dándole una leve sonrisa al invitado y llevándose una mirada por parte del mayor. - Él es Ken, m*****o de VIXX -nos presentó amigablemente. - ¡Hola (TN)! Me llamo Lee Jaehwan, me han hablado mucho de ti y ¡al fin te conozco! – habló de manera muy divertida. Me caía bien. - Junto con otros, tenemos un grupo en kakaotalk de idols nacidos en el 92 – sonrió Jin mientras le pasaba el brazo por el hombro al otro chico, mostrando así su cercanía. - ¡Encantada! – respondí. El muchacho era muy majo y ¡divertido! Las risas no pararon desde que llegó, a pesar de mi notable ausencia. - Tierra llamando a (TN), ¿Hola? – dijo Jungkook sacándome de mis pensamientos. - ¿Estás aquí? – Habló Tae mientras reía. - S...Si – me apresuré a responder mientras salía de mi trance – solo estoy un poco cansada – mentí. - Oh, pues me yo me voy ya, así os dejo descansar. Además, N hyung – hizo una pausa para mirarme y sonreir – el líder de VIXX – comentó para que yo supiera de quién hablaba – no para de mandarme mensajes – finalizó mostrando la cantidad de notificaciones que tenía. - Lo siento – me disculpé, pues es por mí que se va. - ¡No te preocupes! – respondió alegre – Es normal estar cansada, y más aún cuando tienes que seguir el ritmo del grupo legendario del momento – río haciéndome reír a mí también. - ¡Hasta pronto! – me despedí feliz. - ¡Nos vemos! Tras esto, el dejó la sala. - ¿Qué te pareció? ¿Te cae bien? – se apresuró Jin a hablar. - Si – sonreí – es muy simpático y gracioso. - A mi también me cae super bien, pero, al ser de la edad de Jin y no tener confianza con él, me impone demasiado – comentó Jungkook. - A mi no me impone para nada – reí – y eso que tú y yo somos del mismo año – finalicé mirando a Jungkook y recibiendo una cara de "burla" muy graciosa por su parte. Nos estuvimos desmaquillando y cambiando de ropa por una más cómoda que trajimos de casa. Poco después hablamos con algunas personas del staff que pasaban por allí hasta que nos avisaron de que nuestra furgoneta ya se encontraba aparcada y esperándonos. Terminamos de coger nuestras cosas y nos fuimos hacia esta. El camino vuelta a casa había sido muy silencioso, más de lo normal, sobre todo por mi parte. No podía parar de pensar en lo que estaba escondido en mi mochila, aquello hacía que mi corazón se encogiera. Tal vez en mi otra vida me porté super mal, ya que en esta solo me aparecen problemas y personas que me odian por todos lados. Una vez nos bajamos y entramos en casa pudimos ver a mi padre de brazos cruzados y al señor Park a su lado. - Buenas noches CEO – saludó Namjoon primero - ¿Ocurre algo? - Buenas noches a todos – hizo una pausa – nada demasiado grave, pero quería puntuarlo. En general, la presentación ha salido bastante bien, hemos sido de los grupos con mejor recepción del público y, yo diría, que el primero en cuanto a la actuación mejor preparada. Pero – volvió a hacer una pausa y se fijó en mi – no todos han dado el 100%. Las miradas de todos los que estaban allí presentes se clavaron sobre mí. En cierto modo, aquello era verdad. A pesar de haber intentado dar mi máximo, mi cabeza no paraba de pensar en que, probablemente, al aparecer en un programa tan conocido como ese, generaría más anti-fans. Y no me equivocaba. - Lo siento, me esforzaré más la próxima vez – me disculpé dándole la razón y evitando a cualquier costa una discusión. Era más fácil y rápido. Hoy precisamente no tenía el cuerpo como para aguantar las tonterías de mi padre. - Ya que es tu primera presentación en un show musical de la tv, no puedo dejarlo pasar. Ahí viene, ya vamos a empezar.... - Es por eso por lo que aumentaré tu turno de ensayo. - Pero, señor – intervino Namjoon – ya tiene muchas prácticas, no puede pon- - Vale – acepté sin más, sin quejarme, sin replicar. Es por eso por lo que las miradas casi me perforan de lo clavadas que estaban esta vez sobre mí. Incluso mi padre se quedó sorprendido ante aquello. - Bueno....pues ya está todo dicho – habló este sin saber muy bien cómo reaccionar – seguid esforzándoos. Muy bien por lo de hoy. – finalizó. Después de despedirnos, salieron por la puerta dejando a ocho personas recapacitando lo que acababa de pasar. Yo suspiré. Perfecto, si mi agenda ya era apretada, ahora no tendría tiempo ni para respirar. - ¿Por qué has aceptado? – intervino Hoseok. - Es el CEO, no tengo mucho que hacer. - Pero es tu padre, por lo general siempre le has respondido si algo no te ha parecido coherente – comentó Jin. - Lo sé, pero no tenía ganas de discutir. Además, pensándolo bien, tal vez no sea tan malo. Ha dicho que "aumentará" el ensayo para mí. Quizás eso solo sea quedarme una hora más que vosotros algunos días. Ellos sabían perfectamente que no podíamos hacer nada al respecto. Solo nos quedaba esperar a ver cuánto tiempo de más me tendría quedar ensayando. Por otra parte, no me parecía tan malo. Por suerte me gustaba ensayar y si es verdad que lo necesito para ponerme a la altura de BTS. - Voy a ducharme y a meterme en la cama – dije mientras bostezaba. – no os calentéis la cabeza, de verdad – añadí con una sonrisa verdadera. Los chicos se quedaron ahí, probablemente comerían algo o se dispersarían por la casa, no lo sé. Por mi parte, yo entré en la ducha y encendí el agua caliente. Me desvestí y me metí para que el agua comenzara a caer sobre mi cabeza. Aquello era realmente relajante para mí. Una vez terminé, salí y fui a mi habitación. Dejé mi ropa encima de la silla y miré del soslayo a mi mochila al lado del escritorio. La agarré y con un suspiro saqué aquella caja. Supongo que tengo que hablar con Yoongi, aunque no quisiera.                                                                          (TN) 22:32 - ¿Puedes venir a mi cuarto?                                Yoongi 22:33 – Voy. Segundos después pude escuchar como se abría la puerta y cerraban. - Ven – le dije mientras le señalaba la cama para que tomara asiento. Yo estaba enfrente sentada en la silla del escritorio, la cual había acercado hasta mi cama. Sin decir nada, hizo caso. - ¿Ocurre algo? – preguntó algo nervioso. Yo asentí con la cabeza. - Lo sabía. Ya decía yo que estabas teniendo un comportamiento bastante raro. ¿Qué ha pasado? Sin decir nada más, le extendí la caja y el la cogió. - Cuando llegué al camerino, me encontré esto. Pensaba que era un regalo de algún o alguna army.... – hice una pausa – pero no. Su mirada estaba clavada en la mía prestando total atención. Acto seguido, miró la caja. Empezó a abrirla algo impaciente. Sus ojos se abrieron mientras reprimió un pequeño grito. - ¿¡Qué es esto!? – dijo alarmado mientras volvía a cerrarla. Se puso la mano en la boca para aguantar una arcada. En el interior había una réplica de cuadro que utilizan en Corea para los funerales. Obviamente la foto que lo portaba era una mía a la cual le habían rayado los ojos y, en el marco, habían escrito varias veces la palabra "muerte". Pero lo peor de todo, era que le habían echado sangre de algún animal. El horrible hedor que salía de ahí era nauseabundo. - ¿Cómo has podido callártelo tantas horas? - No volvamos con las preguntar de "no te calles", "¿Cómo lo has aguantado", etc. Simplemente no he encontrado el momento de decirlo hasta ahora. El chico no pudo añadir nada más. Simplemente cogió una bolsa de plástico que había en mi cuarto y tiró ahí aquel "regalo". - Ahora hablaremos de esto, pero primero, vamos a quemarlo – dijo notablemente enfadado. - Genial – respondí sin más. El olor de la fogata que hicimos detrás del almacén de nuestro territorio era horrible. Lo peor es que se nos iba apegar en la ropa y el pelo. Tendré que volver a ducharme.
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