Tras el ensayo volvimos a casa bastante adoloridos.
- ¡Estoy que me muero! – se quejaba Jimin mientras ponía su mano sobre su hombro.
- Yo también....ese profesor no es una broma – continuó Jungkook.
Era muy muy estricto.
Durante el día de hoy, tras acabar la entrevista, vino nuestro coreógrafo para enseñarnos diferentes pasos e ir añadiéndolos a nuestra nueva canción. Tendríamos que ir seleccionando los que nos gustaban y los que no. Aunque el profesor tenía el baile montado, nosotros decidíamos si queríamos quitar, añadir o cambiar algo.
Bueno....realmente esas decisiones solía tomarlas Hoseok principalmente junto con Jimin y Jungkook. Ellos eran los que entendían de este tema. Nosotros cinco, aunque podíamos participar en la coreografía y teníamos la misma voz y voto que todos, simplemente, nos dejábamos llevar.
Obviamente, se nos hizo de noche.
Al llegar nos duchamos por turnos y nos pusimos los pijamas.
- Hoy haré yo de cenar – comentó Namjoon.
- Yo te ayudo – me uní al líder.
Quién sabe lo que podría hacer este solo.
- ¿Estáis seguros? – añadió Jin mientras secaba su pelo con una toalla.
- ¡Si! – respondimos los dos a coro.
Este nos dejó libres. Namjoon y yo cocinando completamente solos.
Aunque quizás....ponernos a nosotros dos en la cocina no fue lo mejor.
- ¿¡Dónde está el extintor!? – gritaba Namjoon mientras intentaba darle golpes con un trapo a la cacerola que echaba fuego.
- ¡No lo sé! – respondí de la misma manera mientras me movía de un lugar a otro en busca de aquel cacharro.
Ante nuestros gritos, el resto llegaron.
- ¿¡Qué habéis hecho!? – se escandalizó Tae mientras se echaba las manos a la cabeza.
- S...solo fue un pequeño accidente – respondió Namjoon agotado de luchar contra las llamas.
- ¡Namjoon! ¡(TN)! ¡LO SABÍA! – gritó Jin apareciendo por las escaleras. – Yoongi, el extintor – le ordeno al rapero el cuál, con velocidad, acató la orden.
Rápidamente, las llamas fueron cesando mientras la espuma caía sobre este.
Perfecto....ahora tendríamos que limpiar el doble.
- ¿En qué estabais pensando? – preguntó un Yoongi molesto.
- ¡Sólo teníais que hacer patatas fritas y huevos! – respondió Jin.
- Fue su culpa – señalé al líder.
Perdón por la traición.
- ¡Eh! ¡Tu me dijiste que calentara el aceite! – se defendió.
- Si, pero una cosa es calentarlo y la otra hervirlo – le saqué la lengua.
En realidad la culpa fue de ambos. Pero eso no lo aceptaría en publico.
El problema fue que el aceite estaba tan caliente, hervía tanto, que al contacto con las patatas congeladas, aquello prendió fuego.
La llamarada se extendía hasta el techo. Incluso la vitrocerámica....exacto....VITROCERÁMICA, se prendió fuego.
La pared estaba negra. Una parte del extractor de humo se había derretido.
Un caos total.
Miré hacia la sartén: no había visto un color n***o tan puro como aquel.
Las pocas patatas que llegamos a echar estaban completamente carbonizadas.
- Adiós, pequeñas – me despedí de ellas.
Como era de saber, Namjoon y yo nos pusimos a limpiar todo mientras Jin y Yoongi se encargaron de hacer la cena.
Por supuesto que luego, mientras cenábamos, empezaron las risas sobre lo ocurrido.
****
Otro día más había pasado.
Bajé a la cocina y me encontré solo con uno de los chicos: Jin.
- Buenos días, Jin – dije alegre mientras me sentaba a su lado en la mesa y le quité una tostada de su plato.
- Buenos días ladronzuela – respondió mientras le daba un mordisco a su trozo de pan.
Estuvimos hablando de temas triviales hasta que, de repente, el ambiente del lugar cambió.
- Oye....(TN) – habló poniéndose serio mientras daba el último sorbo a su café.
- Dime – respondí levantando mi cabeza hacia y encontrarme sus ojos mirándome con intensidad.
- Tal vez pasó desapercibido para el resto, o tal vez no, pero ¿me explicas qué es esto? – dijo este mientras cogía mi muñeca derecha y la levantaba para ponerla a la altura de mis ojos.
La herida en la mano que me hice por culpa de las sasaeng de ayer. Tampoco era algo muy grave, pero si notorio.
- Ah – dije insegura de qué responder – eso....me caí.
- ¿Cuándo vas a dejar de mentir? ¿Por qué no lo dices y ya está? – se estaba enfadando.
Suspiré.
- No lo sé Jin....no sé por qué oculto todo. Tal vez es en autodefensa o para no preocupar a los demás. Simplemente me sale así.
- Sabes que puedes confiar en nosotros. Yo confío en ti.
Aquello hizo latir mi corazón.
"Yo confío en ti".
Nunca antes me habían dicho esas palabras, excepto mi madre claro.
Sentir la confianza de alguien en ti....era una de las mejores sensaciones.
- Pero nunca me contáis nada – respondí. – sé que habéis sufrido en silencio, sé que lloráis en silencio, ¿no puedo saber eso? – dije agachando la cabeza.
- Si, sí que puedes – respondió este – ahora mismo lo estás haciendo.
Levanté la cabeza sin saber muy bien de qué hablaba.
Pero entonces lo entendí.
Con una mano cubría sus ojos. Pero pude ver una lágrima bajar por su mejilla.
- Llevo unas semanas muy estresado. Demasiado agobiado – empezó a decir entrecortadamente – soy el mayor, debo cuidar a mis menores, pero me siento un inútil.
Me puse en pie y lo abracé. Este enterró su cabeza en mi ropa.
- Eres el mejor hyung y oppa que, tanto los chicos como yo, conocemos. Junto con Namjoon, sois los pilares del grupo.
El no respondía, solo prestaba atención a lo que yo decía mientras escuchaba como sorbía por su nariz y notaba como quitaba las lágrimas de su cara de vez en cuando.
- Jin nos mantiene unidos – empecé a hablar en tercera persona. – es por eso por lo que todos seguimos juntos.
Hice una pausa mientras acariciaba su pelo con cariño.
- Lo de mi mano....sasaengs – noté como se tensó – mientras volvía desde la casa de MinSo, un grupo pequeño me empujaron y caí al suelo. Me dijeron que me matarían en el próximo concierto y se fueron. Me enfadé mucho, pero no quise darle importancia. El único problema es que mi teléfono está roto. Funciona, pero apenas puedo ver bien la pantalla – reí. – Estaré bien Jin, te lo aseguro. Solo son palabras vacías. Miles de haters hablan siempre de golpear, secuestras, matar....pero son solo críos que no salen ni al escalón de su puerta por miedo a que "mamá" les regañe.
Jin empezó a separar su cuerpo del mío. Sus ojos estaban algo rojos, al igual que su nariz. Su cara estaba húmeda.
Puse la mano en su cara y con el pulgar le acariciaba con suavidad.
Sin pensarlo dos veces, me acerqué a él.
Acorté la distancia.
Nuestros labios se juntaron en un pequeño y delicado beso.
Al separarme, sonreí.
- Eres el mejor Jin. Quédate con eso en la cabeza.
- Por algo soy worldwide handsome – respondió dedicándome una tierna sonrisa.
Yo reí ante sus palabras. Jin había vuelto.
Ya que falté a la terapia por ir con MinSo, hoy tendría que ir. A pesar de que hoy no me tocaba.
- Tras esto, espero que sigas avanzando. Y, por favor, no vuelvas a faltar. Menos aún sin avisar – respondió el profesional mientras cerraba la libreta.
Era normal que estuviera molesto conmigo. Realmente lo está dando todo por ayudarme, más que cualquier otro psicólogo de los tres que vi con anterioridad. Él era el mejor y con gran diferencia.
Me prometí que no volvería a hacerle esto. No faltaría de nuevo.
Eso podría implicar en el proceso tanto de su trabajo y esfuerzo como en el mío.
Una vez nos despedimos, y me disculpé varias veces, salí de la consulta camino a mi casa.
Entonces sucedió.
Lo que temía. Lo que temíamos.
Noté un golpe en mi cabeza.
Varias voces hablaban.
Hasta que todo se volvió n***o.