~Raidon~ Agarra mi mano y me arrastra hacia mi escritorio, empujándome contra él antes de besarme. Su lengua se desliza en mi boca mientras tira de mi camisa. —Leon, no estamos en casa. No me voy a desnudar—, gruño, recordándole que estamos en el trabajo, mordiendo sus labios. Sin embargo, sus manos aún vagan, sin importarle mis palabras, mientras me besa con un hambre que coincide con su sed de sangre. La forma en que su lengua se mueve en mi boca, desordenada y apasionada pero también habilidosa, hace que mi polla se agite en mis pantalones. Ya está dura, muy dura, y puedo sentir el pre semen filtrándose por la punta. La forma en que sus manos se mueven sobre mí y su lengua se enreda contra la mía promete placer, y todo su cuerpo tiembla con la necesidad de dármelo. Cayendo de rodill