CAÍDA VEINTIOCHO Héctor estaba emocionado, Había tomado y hablado un poco. Era más divertido de lo que había esperado. Hondros era muy hablador, le explicó el juego, los pequeños detalles. Estaba comenzando a entenderlo, ¡pero eran tan malditamente rápido! Todo pasaba de una vez, los ataques duraban de 10 a 30 segundos, las jugadoras caían, el público rugía, los comentaristas describían el partido y aún tenían tiempo para promocionar a un patrocinador. Eso era vertiginoso. “Amigo, este ouzo es sensacional, tenías razón. Creo que vas a comenzar una nueva moda” dijo el gordo propietario con las mejillas rojas. Mamacita sentía una rara curiosidad por él. Seguía haciéndole preguntas, donde trabajaba, qué hacía, cualquiera creería que estaba flirteando él, pero Héctor no era idiota, ningun