CAÍDA VEINTISEIS El partido estaba a punto de comenzar. Héctor podía sentir el zumbido en el aire. Tuvo que admitir que de alguna manera se estaba sintiendo emocionado. ¿Pondría el coach a jugar a Patty? Probablemente. ¿Rendiría al máximo? Él le había pedido que se lo tomara con calma, pero ella era testaruda. ¿Ganarían las Posters? Era poco probable, pero esperaba que lo hicieran. Descargó la app de apuestas en su veil y jugó una pequeña cantidad a que Cherry lo haría bien. 5 calaveras. Apostó 100 euros. Era lo suficiente para sentir la emoción, pero no demasiado como para limpiar su cuenta del banco. La apuesta pagaba 5 a 1. Recibió un mensaje de Patty que decía: “Lo lamento. Me olvidé de decirte que fueses al área VIP. Allí es a dónde se reúnen los propietarios. Ah, interesante. Ca