—Así que a la perra se le han bajado los humos—Natasha comenta mientras nos miman con una pedicura. Asiento —Digamos que el raspa polvo que le dio Nikolai la bajo de su pedestal y ya sabe que conmigo no se juega—digo sonriendo ante el recuerdo de la mirada de Nina. Le carcome cuando llego a la oficina de Nikolai. De hecho, es el mismo Nikolai el que me pide que almuerce con él o va en mi busca a la empresa y salimos a almorzar. —Me alegra verte feliz—dice Natasha sonriéndome antes de relajarse en su silla y yo hago lo mismo Desde que Nikolai llego de Shanghái he tratado de demostrarle lo importante que es para mí y siento que está siendo recíproco. Si bien su llegada estuvo llena de reproches este ha intentado que llevemos una convivencia tranquila. También sé que su trabajo no le