Vlad fue a la fija y pidió un shot de vodka. Extrañaba la bebida alcohólica insignia de su madre Rusia, así que recibió el pequeño vaso helado con gusto y bebió el líquido de una, sintiendo la quemazón en su garganta. Lucifer sonrió torcidamente al ver que su hijo era un amante del alcohol. -Se supone que los cristianos devotos no beben ni gota de alcohol, mucho menos el príncipe del Tercer Cielo – dijo el demonio, dándole un sorbo a su Martini. -He ahí el error en la interpretación bíblica - respondió el joven, pidiendo que le volvieran a llenar el vaso con el fuerte liquido -, lo malo es emborracharse, y yo no puedo emborracharme así beba diez botellas de vodka, una tras otra. Solo la cerveza del mundo mágico logra embriagarme un poco. -Entonces sí te has emborrachado – concluyó co