La mañana siguiente llega lenta y perezosa, Evelyn abre los ojos sintiendo los rayos del pálido sol entrar lo su ventana, suspirando se incorpora sin encontrar a Ivoh a su lado y eso le parece verdaderamente extraño; también se molesta consigo misma por haber dormido tanto y es que esa necesidad aparece de vez en cuando en su cuerpo. Una vez ha tomado un baño y se ha vestido se dirige a la sala para desayunar algo –preferentemente una copa de sangre- pero en cuanto pone un pie en la misma se encuentra con una enorme maleta sobre la mesa de entrada a la casa y a su compañero parado frente a la ventana, en silencio. ― ¿Viajarás? ¿Iras lejos? ¿Por qué no me dijiste? ― pregunta caminando acercándose a él. ― No es mía, esa maleta es tuya Sophie ― responde volteando a verla. ― ¿Q