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1642 Words
Los Coll entran en escenas como si fuesen los reyes del mundo, recibiendo miradas, asentimientos de cabeza y muchos de los presentes se acercan a saludarlos con cortesía. La primera en notar esto es Evelyn quien en menos de dos segundos se encuentra rodeada de vampiro que le ofrecen su amistad, le preguntan por Armes y platican animados sobre el avance de los Parias; cansado de todo el alboroto Draco se aleja de sus hermanos, la única que es tratada como si fuese realmente de la realeza es Calendra puesto que es la única hija legítima de Absalón, la única pura sangre de su clan y los ojos de los presentes se clavan en el mayor de los varones Coll por ser un hijo extra matrimonial y por ser su madre una simple vampira sin rango, posición o trabajo digno –sí, la madre del chico era una “acompañante” nocturna-; siempre ha sido así, siempre ha sido visto como un hijo bastardo cosa que no ocurre con Ivoh –cuando podría ser de la misma forma por ser adoptado- pero vaya uno a saber cómo realmente maquina la mente de cada vampiro. Acercándose  a la mesa donde los tragos están siendo servidos el chico puede notar una peculiar fragancia en el ambiente, una que reconoce a la perfección pero que sabe que es imposible que allí se encuentre debido a sus condiciones de crecimiento; Copihue –Es una flor que llama mucho la atención por sus colores vibrantes y porque tiene una preciosa forma de campana que la hace inconfundible– una flor particular oriunda de los países caribeños cuyo calor y sol abrazador hacen de esta planta la más hermosa y la que ha visto gracias a los viajes de su padre cuando aún era un puberto. Tal aroma lo ha llevado hasta las puertas de vidrio abiertas de par en par al final del salón dando paso al exuberante jardín, a paso lento y tranquilo sale al mismo observando con detalle las plantaciones esperando poder ver la flor –y de ser así, pedirle a Kauris que le brinde el secreto de su cultivo- pero llega a la conclusión de que no proviene de ninguna de las plantas que allí yacen.   ― ¿Disfrutando de este campo? ― Una voz femenina lo obliga a voltear.   ― Pues, no exactamente ― responde para terminar suspirando al ver a la joven vampiresa que le sonríe.   ― ¿Verdad que las flores son hermosas? ― pregunta la chica acercándose hasta él sin despegar la vista de la flora presente.   ― Ciertamente ― asiente inhalando profundo, sintiendo el aroma emanar exclusivamente de la chica.   ― Mi nombre es Diana ― le tiende la mano. ― Un gusto conocerlo.   ― Draco, el gusto es todo mío ― responde llevando la mano de la chica hasta su boca para depositar un casto beso en el dorso de mano sacándole una sonrisa tímida a ella.   ― ¿Qué haces aquí Diana? ― Erosh observa a ambos, con preferente desdén hacia el joven.   ― Paseaba, el lugar ha quedado realmente hermoso. ― responde ella sonriente.   ― Tu hermano se hizo cargo del lugar sabiendo que es tu mayor anhelo verlo como lo dejaba tu madre antaño ― el hombre se acerca hasta ellos alejando con disimulo a la chica del heredero Coll.   ― ¿Hermano? ¿Kauris? ― abre los ojos sorprendido.   ― ¿Lo conoces? ¿Son amigos? ― pregunta ella ansiosa.   ― No exactamente  ― suspira molesto.   Con tontas excusas Erosh aparta a su hija del joven llevándosela al otro extremo del salón, para Draco las cosas se han complicado porque no hay manera en la que pueda ignorar ese aroma y lo que significa pues sus sentidos ya reclaman lo que no puede tener; no cabe duda de que Diana es su compañera pero lamentablemente es familiar de esos dos engendros despiadados, ¿Cómo podría ser? ¿Por qué de todos los vampiros del mundo tenía que ser ella? ¿Acaso era una burla del destino? ¿Cómo iba a acercarse a ella si ni siquiera le tenían agrado a él su padre y hermano? Especialmente su hermano…   ― Quiero darles las gracias por asistir a la velada, esta celebración es por el cumpleaños de mi hija y por su regreso a esta casa, la cual ha estado profundamente apagada sin su presencia ― anuncia Erosh mientras todos festejan a la rubia muchacha.   Los ojos del mayor de los Coll observan con especial reparo las orbes azules de la chica y lo mucho que parece verse cual diosa desde donde está, Ivoh, que se encuentra a unos pasos de su hermano nota tal comportamiento y sonríe sabiendo de que se trata y que lo más probable es que tenga tema de conversación con el chico apenas hayan vuelto a la mansión. Evelyn recorre la sala en busca de Ivoh, recibe miradas de todas las damas presentes, los cuchicheos no se hacen esperar y sabe que la juzgan por ser Paria pero eso ha dejado de molestarle hace algún tiempo y sabe que lo mejor que pudo pasarle es ser lo que es; ella misma. De pronto se ve detenida, alguien ha tomado su muñeca con fuerza y la observa con una sonrisa, la joven voltea sorprendida encontrándose con una mirada azulada e intensa puesta en ella sin ningún reparo.   ― Me preguntaba, ¿Querría usted bailar? ― sonríe el hombre.   ― Oh, gracias, pero estoy buscando a alguien ― sonríe cortes pero en un segundo se ve arrastrada por el misterioso hombre –que parece ser unos años mayor que Ivoh, en edad humana claro- hacia el centro de la pista.   ― Perdone, pero en verdad quería conocerla, todos hablan de usted, ¿Qué mejor que averiguar si los rumores son realmente ciertos que de su propia boca? ― sonríe tomándola por la cintura y acercándola más a él.   ― Bueno, los rumores son esparcidos por gente inepta y recibidos por idiotas ― responde molesta, algo no le agrada.   ― Bueno, creo que lo que decían de su carácter y atrevimiento es cierto ― ríe ― Me agrada.   ― Lo lamento, no quise ser descortés ― desvía la mirada buscando con la mirada a Calendra.   ― ¿Con quién ha venido? ― pregunta danzando por la pista, haciéndola girar ante todos.   ― Con los Coll, son mi familia ― responde algo perdida, los bailes no son su fuerte.   ― Ya, ¿Cómo debo llamarla entonces? ¿Sophie o Evelyn? ― ladea la cabeza interesado en la respuesta pero con una sonrisa gatuna en sus labios.   ― ¿Quién es usted? ― La joven se aparta bruscamente viéndolo con desconfianza, nadie excepto su pueblo y su familia, saben de sus nombres.   ― ¿Qué ocurre? ¿Quién eres? ― Calendra se interpone entre ambos encarando al vampiro notando la inseguridad de la pelinegra.   ― Mi nombre es Bram Drakkar ― sonríe presentándose ― Mi familia es conocida en todo el mundo, creo que puede reconocer a un puro cuando lo ve.   Los presentes se acercan a él, es conocido entre los inmortales tal apellido ya que el clan Drakkar es famoso por llevar un linaje puro e ininterrumpido mediante los compromisos entre familiares, logrando así un estatus, presencia y poder inigualable. Ivoh observa todo desde detrás, ese hombre parece tener el mundo a sus pies y por ende no puede ser considerado como un amigo o aliado, personas así solo ven por sí mismos y hacen lo imposible por obtener lo que desean; de repente la punzada se instala en su ser, frunce el ceño llevando su mano al pecho no pudiendo resistirla pues ha resultado presentarse con más intensidad que veces anteriores. Sintiéndose desfallecer jala a Evelyn con fuerza, arrastrándola por la sala mientras busca la salida; en cuanto su cuerpo recibe el aire fresco sigue con su andar dirigiéndose a la limosina aparcada con un Alfred interesado en su cigarrillo mientras su cuerpo reposa en el vehículo.   ― Alfred, ve por los demás, tenemos que irnos ― habla rápidamente mientras el hombre asiente acatando sus órdenes.   ― ¿Qué te ocurre? ― La chica lo observa, al notar el silencio en él se acerca tocando su brazo.   Rápidamente el inmortal la empuja obligándola a entrar en el auto, no hace falta decir palabras cuando el vínculo que los une es tan claro y transparente, si uno tiene sed el otro lo sabe y ya, no hace falta más nada; la pelinegra sabe cómo se siente las ansias y el picor en la garganta cuando el deseo aflora por lo que no pierde tiempo acomodándose junto a él y quitando su cabello para que el cuello quede libre. Ivoh se abalanza contra ella haciendo que caiga entre los asientos para encajar de forma brusca y desesperada los colmillos en su cuello sacándole un quejido a la pelinegra, bebiendo frenético y casi igual a como lo haría un recién nacido sorprende a Evelyn quien intenta quitarlo de encima sin poder lograrlo y retorciéndose en el lugar debido a las intermitentes y dolorosas mordidas.   ― ¡Ivoh! ¡Ivoh! ¡Para! ― grita la mestiza.   En cuestión de segundos la puerta es abierta con fuerza, algo toma al vampiro por el cuello sacándolo del vehicula exagerada vehemencia lanzándolo por los aires hasta que se estrella contra el suelo metros atrás; Draco lo observa serio, mientras con un movimiento de manos la tierra se agita para desorientar a su hermano que luce incapaz de reconocer lo que sucede.   ― Imbécil, vas a lastimarla, ¿En serio? ― lo observa elevando una ceja.   ― Ev, descuida, todo estará bien ― Calendra la observa para cerrar la puerta del automóvil mientas este se pone en marcha llevándosela del lugar. Desde la distancia Bram observa divertido todo, sus ojos van de Ivoh a Evelyn y viceversa, después de tanto tiempo fuera no esperaba encontrarse con semejante panorama pero eso lo hace más fascinante y entretenido; al parecer tiene algo en común con el vampiro que yace entre sus hermanos y no va detenerse hasta conseguirlo o destruirlo.   ― Oh, Joseph, yo quiero lo que tú tienes y vas a dármelo. ― sonríe mostrando sus curvados y extraños colmillos.    
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