De manera que la mujer no pudo evitar sentirse apreciada por el dolor que las palabras de Abril habían removido en ella. Lara... Siempre había sido amante de las waffles.
—¿Así que te gustan mucho las waffles? —le preguntó con la intención de escucharlo una vez más de su parte, y ella asintió con una enorme sonrisa.
—Me gustan demasiado, Tatiana siempre me preparaba muchas waffles.
—¿Tatiana? Oh, la chica que cuidaba de ti. ¿Y no la extrañas?
—Un poco. Tengo hambre —hizo un puchero.
Ella suspiró.
De pronto, ahora sentía curiosidad por quién sería la niñera de su nieta. A pesar de que su hija había comentado un poco sobre la chica, no se comparaba con conocerla en persona. De alguna forma, ahora mostraba interés en ella, quizás porque quería asegurarse de que fuera una persona adecuad
