Unos momentos antes de que se llevara a cabo la reunión real... La joven observó como el príncipe se retiraba a ver lo que su padre, el Emperador, necesitaba tratar con urgencia. Los latidos de su corazón habían incrementado niveles altísimos por dos situaciones: La primera se debía al momento en el que Yun le había tomado la mano para entregarle su pendiente. Él en definitiva no tenía idea de lo que provocaba en ella con su cercanía y no podía creer lo atento que se estaba comportando con ella luego de su desventura allá en las lejanas montañas de Yumai. La segunda quizá era mucho más obvia que la anterior, porque en definitiva, estar en la presencia del mismísimo Emperador Heng, era más aterradora de lo que podía imaginar. La vibra que ese hombre emanaba le causaba escalofríos con ta