Siu había hecho todo lo posible por liberarse de aquel sueño de tortura para su alma. Ella sabía perfectamente que algo no andaba bien con Gao, y posiblemente Mei también era sospechosa de algo descomunal que terminaría afectando la inocente vida de Yun y la de ella. Cuando al fin Siu pudo mover su cuerpo, el entorno había cambiado, de caótico a tranquilo. La cercanía que había sentido por parte de Gao, había sido algo totalmente diferente de lo que vio en su aterrador sueño. El joven le había puesto un paño con agua fresca en la frente y al parecer había limpiado su rostro y sus brazos de la sangre que había quedado impregnada en su cuerpo. Aquella sensación de debilidad había desaparecido de su cuerpo y eso era una señal de que ella había descansado su cuerpo de tanta tensión, peleas y