Las personas de la aldea Yumai habían entrado en shock. Siu, la alegre joven vivaracha y despreocupada, que defendía a los más débiles y protegía la aldea, había asesinado a sus padres de una manera brutal. Aquello había dejado a todos con la boca abierta. Las cuatro familias vecinas de los Wu, quienes estaban en sus labores culinarios antes del mediodía, escucharon gritos por parte de la joven y alegatas de los padres de ella. Nadie comprendía qué exactamente había pasado, ya que, por lo general las personas delincuentes o con malas intenciones venían de afuera, no de la misma aldea. De un momento a otro, aquellos gritos pasaron a ser una pelea real que no podían creer y en la que nadie quiso meterse. Lo que sí era extraño, era que se podían escuchar unas voces diferentes, como si hubie