La luz del farol en el carruaje no ayudaba mucho la vista de Yun para tener la identificación total de aquellos hombres, que comenzaron a acercarse con pasos pesados y presurosos. Él trató de guardar la calma, ya que el semblante del conductor al lado de él parecía sereno y ajeno a cualquier conflicto interno; lo denotaba su frente, boca y ojos relajados. —Buena noche, venimos en una búsqueda muy larga, porque el príncipe Yun de la dinastía Qing está desaparecido —comentó uno de los hombres, que tomaba un farol para tener una mejor vista de ellos. —Traemos una orden por parte del Emperador Heng Qing para revisar todo lugar que consideremos con tal de llevarlo de vuelta a Ciudad Prohibida, incluyendo casas, vehículos de todo tipo y lugares de propiedad privada —el otro hombre desenrolló e