Días después… —Bendición papá, ya me tengo que ir, a mi primer día laboral—comenta Ana muy emocionada. —Espera un momento ¿Cómo es eso que vas trabaja? ¿Y en dónde? —frunce Ana el ceño, ante el cuestionamiento de su hermano Abel. —Abel voy a trabajar, como aprendiz en la redacción, del periódico de Anthony Hufman. —¿Ese fulano te ofreció hasta trabajo? No entiendo porque te quiere tener tan cerca, yo desconfío de ese tipo. Me hubieses dicho antes y créeme que me opongo a que trabajes con él. —Ya basta Abel, no entiendo tanto reconcomio, contra el profesor si solo ha estado allí, para ayudarme de manera desinteresada, es un caballero. Pero que vas a saber de gallardía. —Y encima me ofendes, para defender al tipejo ese. —Se callan los dos, Abel hijo serénate, el licenciado Hufman es u