A la mañana siguiente… Tony está a la espera de Ana, a las afueras del consultorio, se encuentra ansioso por verla y también por saber el sexo de los bebes, llega Ana de inmediato. Se baja de su carro y la abraza con mucha vehemencia: —Te quiero tanto—la aprieta y Ana se pierde, enseguida en ese potente abrazo. —Y yo más. Estoy nerviosa. —¿Por qué, corazón? No vas a la hoguera. —Siento un poco la incertidumbre. Yo quiero que sean niñas. —Y yo niños, para llevarlos a jugar futbol, mi deporte favorito. —¿En serio, vas a querer a mis hijos como tuyos? —pregunta Ana sorprendida. —Así es, son mis hijos también—apunta a una realidad, que Ana todavía desconoce. —Vamos ¿Novio? Te digo así—expone Ana sin tapujos. —Está bien novia—esboza Tony una linda sonrisa. —¡Que alegría! Por fin mi s