NICOLE (CUATRO AÑOS Y MESES ATRÁS) Dicen que la desilusión es una derrota en el alma, es aquel espejismo que se rompe en pedazos, te hiere y te empapa en tristeza. Así me sentí yo en ese momento, tan vacía, enojada y tonta al mismo tiempo. Fue como si algo dentro de mí, comenzara a morir en agonía. La persona a la que había admirado toda mi vida, a la que había querido como si fuera mi padre, mi modelo a seguir por ser la persona más fiel y honesta, estaba frente a mis ojos tirándose a otra mujer mientras mi madre estaba en casa recuperándose de su cirugía. ¿Qué debía hacer? Estaba tan cabreada, que si en ese momento entraba, estaría cometiendo la locura de cometer un asesinato. De alguna manera tenía que enfrentarlo a él de una manera inteligente. Me atreví a ver una vez más a través