NICOLE (CUATRO AÑOS ATRÁS) — Llegas tarde —. Estela me estaba esperando en la entrada de la galería con los brazos en jarras porque su paciencia se estaba agotando. — ¿Pasó algo? Apenas son las ocho de la mañana con un minuto. La ley estipula una tolerancia de quince minutos —. Nunca había visto a mi jefa fumar a tan temprana hora del día. Algo gordo estaba pasando. Me tomó de la mano, tan pronto estuve a su alcance y echó a correr conmigo sin importar perder el estilo de sus tacones de Balenciaga. — ¿Qué es lo que está pasando, Estela? ¿El señor Mendes se quejó de algo? —Me saltaron las alarmas por el pasado oscuro inventado que Lorenzo me había inventado. — Para nada, el señor Mendes me dijo que la plática fue muy apreciada y que confía completamente en nosotros, pero —, me ave