Tenía que reconocer que el estar con mis amigas en la heladería me subió un poco el ánimo. Helen con sus bromas, Cristina siendo la mamá osa y Fer la mente racional del grupo. Esta extraña mezcla hizo que abriera los ojos y tomara mi teléfono para comunicarme con papá, pero no contestó. Por la noche, llamé a Erick para informarle de la situación. Estaba furioso. Habló sobre pedir un traslado, para terminar sus estudios aquí en la ciudad, pero lo calmé y le dije que no era necesario. Si bien la carrera estaba también aquí, no era la mejor opción, ya que la universidad era pequeña y en donde Erick se encontraba tenía muchas oportunidades de trabajo y mejores ofertas académicas. Mi hermano habló también con mamá, lo que terminó en una horrible sesión de llantos entre ambos. Y ya cuando