Su vida y el comienzo de su desdicha.

1110 Words
Soy Sebastián Ordoñez, tengo veintiséis añitos nada más, me gusta todo lo que tenga que ver con fiesta, joda, antros, mujeres y más, además de disfrutar de un par de piernas largas en cada salida, el sexo para mi es como el buen café, me llena de energía, mis padres me piden que vaya pesando que debo sentar cabeza, pero en mí no está ese chip de hombre de casa, de dormir con una misma mujer todos los días, no conmigo eso no va, como siempre he pensado “porque comer la misma comida siempre si se puede variar”, así que mejor es utilizar  lo que Dios me dio en buena proporción para dárselo a cada mujer que esté dispuesta a recibirlo y degustarlo, dejándola bien servida, satisfecha y sin poder caminar por unos dos días y cuando la fiesta dura un poco mas de una noche no pueden caminar bien por una semana, al menos es lo que me han sabido comentar ellas mismas.   Llámenme sinvergüenza, mujeriego y todo lo que deseen, pero así soy yo y nada me hará cambiar, el amor no esta hecho para este pechito, pues en los libros que la maestra de literatura nos obligaba a leer siempre vi que la gente sufría por amor así que por mi lado paso de eso.   Para que mi papá no diga nada yo estoy trabajando con el en el Conglomerado Ordoñez, es un negocio que el a llevado por años heredado de mi abuelo, y el que supuestamente un día heredare yo, con lo que me interesan estas cosas, aunque a petición de él estudie Administración Empresarial, pues la mayoría de las empresas del conglomerado tienen que ver con el área financiera. Aquí en Estados Unidos esta la oficina principal, pero tiene algunas en américa latina.   […] -Sebastián, necesito que estés en todas las reuniones de esta semana, y que llegues temprano a la empresa, pues cuando te vas de juerga no apareces por la oficina. – dice Manuel Ordoñez (papá Sebastián) - Papá tu no desaprovechas la oportunidad para sermonearme, ¿verdad? Ya te prometí que allí estaré, solo no te quedes más de una semana por allá a donde vas, mira que estar en esta casa solo no es lo mío, ya que después me da ganas de hacer fiestas. -Ni de broma debes decir eso Sebastián – Habla Aurora (mamá de Sebastián) -Sabes que debo arreglar la situación con las sucursales, algunos inversionistas me dicen que desean retirarse y quiero ver que los impulsa a hacer eso. – habla Manuel -Solo espero que no tenga nada que ver el infeliz de Braulio. -Yo también espero que no sea así, la última vez que supe de él me entere que andaba enredado con carteles de droga en México, y esa gente es peligrosa, usan empresa para lavar su dinero sucio. -Bueno, no nos hagamos mala sangre, además es viernes y yo saldré a dar una vuelta un rato, ¿ustedes aun no se van verdad? -No hijo, salimos a las 5am. ­-Entonces si los veo para despedirme.   La noche empezó un tanto extraña para mí, tenía, así como una sensación fea en mi pecho, lo que muchos le llaman un mal presentimiento, además de que me pareció ver un carro que me seguía, no preste mucha atención y entre al club en el que me estaban esperando mis amigos, Julio y Edgar, que me decían que necesitábamos relajarnos con un buen polvo y unos tragos, por eso siempre digo que ese para son la peor compañía que uno puede tener pues son igual de mujeriegos, borrachos y sinvergüenzas como yo.   La primera ronda de tragos la pasamos suave, a medida que la noche iba pasando los tragos iban y venían, cada uno de nosotros tenía a una hermosa chica entre las piernas y como la cosa se estaba poniendo cada vez candente, ella me pidió que la llevara a un hotel de paso, pero yo sentía que no aguantaba más, así que nos dirigimos a mi auto y allí ella me practico un rico oral, que me dejo un poco aliviado hasta llegar al motel.   Nos dimos algunas rondas de sexo duro, como a mi me gusta, y al parecer la chica era de armas tomar porque estaba bien dispuesta para mí, inclusive en ocasiones ella tomaba la iniciativa. Dieron las 4:20 am, cuando me desperté asustado había tenido un sueño que podía llegara a perturbarte, me levante de golpe, busque mis pantalones y deje dinero en la mesita de noche para que cuando ella despierte pague la habitación y ella tenga como regresar a su casa, yo no me quedaría a esperarla que despierte, pues no soy de los que duerme con una mujer toda la noche. Salí rápido del motel, tomé las llaves de mi bolsillo para encender el auto, ya no alcanzaba a llegar a la casa para despedirme de mis padres así que sentí la necesidad de hacerlo pues seguía con la sensación fea que tenía desde la noche anterior y por tal motivo me dirigí al aeropuerto directamente que me quedaba más cerca de donde estaba.   Al llegar alcance a ver a mi mamá toda sonriente con su maleta de mano ya estaba caminando hacia el hangar privado donde mi papa tenía en avión de la empresa que era en el que ellos siempre viajaban.   Hace unos años atrás mi papá recibió amenazas provenientes de su hermano Braulio y por eso reforzó la seguridad, pues ahora viajan con más personal. Llegué junto a mamá y ella me dio un cariñoso beso en la frente y un abrazo, aunque era algo que comúnmente mi mama hacía esta vez yo presentía que era la última vez que lo hacía, como si fuera un regalo de despedida, con mi papá un fuerte apretón de manos, seguía con esa fea sensación que tenía anoche, los vi irse y subir al avión.   Cuando ya las puertas se cerraron me dirigí hacia la sala de espera, cuando de pronto alce la cabeza y vi a Braulio sentado y tenía una sonrisa como de triunfo en sus labios y sin más miro hacia la pista, cuando un estruendo ensordecedor se da, y como si todo fuera en cámara lenta yo estoy de rodillas en el piso, las personas corren de un lugar a otro, suenan las ambulancias, y yo solo puedo pensar en mis padres, allí es donde caigo en cuenta que el estruendo es la explosión del avión en el que ellos viajaban y sin más caigo al suelo y pierdo el conocimiento. Ese día empezó mi desgracia.
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