—¿Era necesario acompañarme hasta mi casa? —preguntó Troy cuando finalmente se detuvieron frente a su pequeña casa de un solo piso, perfecta para un omega soltero de veintiséis años.
—¿Quieres que te recuerde lo que pasó hoy? —cuestionó observándole con una ceja alzada perfectamente.
—Eso ocurrió esta mañana, no sé si ya ye has fijado en el cielo, pero ya está a punto de oscurecer —indicó señalando con su dedo índice hacia arriba.
—Lo dices como si casi caerte de una motocicleta en movimiento no fuera gran cosa —resopló la rubia alfa, recargando todo su peso en una pierna mientras colocaba una mano en su cadera.
—Exacto, no me caí —destacó—. Solo me quedé dormido mientras estabas en movimiento —aclaró.
—Prácticamente te desmayaste contra mí, una curva que hubieras tomado y te habrías caído como un costal de papas y yo sería la culpable de dañar la joya de la manada Waller —gruñó.
—Joya es algo exagerado —expresó atarugando su nariz perfecta.
—Pero eso eres —indicó—. Eres el único omega con dones que tiene en la manada, el único que ha aparecido luego de tantos años —añadió.
—Lo sé, gracias a eso todos son...
—Solo dilo, unos hipócritas de mierda que solo te buscan para que les digas su futuro con tus visiones —anunció.
—Iba a decir interesados, suena mejor —rió.
—Pero mi versión suena más real —sonrió de forma burlesca.
—Y luego que por qué no puedes agradarles más a las otras personas —bufó sonriente.
—No me interesa agradarles o no, es su problema y no el mío que no puedan soportar mis palabras —se encogió de hombros de forma desinteresada—. Pero volviendo al tema, ¿seguro de que estás bien? Nunca te habías desmayado mientras conducía en mi motocicleta —le recordó.
Y eso, inevitablemente llevó a la mente del lobo omega el extraño sucedo que había ocurrido antes de que colapsara totalmente contra la alfa.
Otra vez, luego de unas largas semanas sin soñar con aquel hombre, este había aparecido nuevamente en sus visiones.
Ciertamente no sabía por qué había comenzado a soñar con dicho desconocido, pero considerando las visiones que había tenido de este y de... Ellos dos juntos, era obvio que se trataba de alguien que se convertiría en una persona muy importante en su vida.
—¿Troy? —llamó su amiga, chasqueando los dedos frente a su rostro.
—Deja eso, sabes que no me gusta —expresó empujando su mano.
—Entonces no te vayas hacia otro mundo mientras estás hablando conmigo —resopló—. Estoy que llamo a tus padres para decirles que te has enfermado —anunció.
—Agh, ni se te ocurra mencionarlo —ordenó con sus labios retorciéndose en puro desagrado—. Sabes que mi papá es capaz de obligarme a ir al hospital para que me revise el médico —expresó.
—Entonces, solo suela tu lengua —dijo como si no fuera nada.
—No estoy enfermo ni nada —resopló—. Solo tuve uno de esos sueños otra vez, y en mi visión, mi madre estaba lastimada, por lo que no dormí bien —mintió, en parte.
—Eso explica también por qué has estado distraído durante el día —pronunció asintiendo como si comprendiera—. Por molesto que sea, tus visiones siempre se cumplen tarde o temprano, así que es un hecho que tu madre saldrá lastimada.
—Hey, eso no me hace sentir exactamente mejor —se quejó—. Le advertí de esto esta mañana para que tuviera más cuidado.
—Esperemos que eso sea suficiente —suspiró enderezándose—. Te dejo, debo de volver a la librería por mi motocicleta.
—Si me hubieses venido a dejar en ella como planeamos, no tendrías que estar caminando otra vez —se quejó.
—¿Y arriesgarme a que te volvieras a quedar dormido y esta vez si te cayeras de mi motocicleta? —exclamó negando—. Lo siento, pero ya te dije que no quiero que todo el mundo me odie por lastimar a la joya —le recordó.
—Pensé que no te importaba si los demás te odiaban o no —comentó.
—Y no lo hago —respondió al instante—. Pero hay diferentes tipos de grado de odio y no creo estar preparada para enfrentar el de toda la manada aún —explicó alejándose—. Cuídate, chico, nos vemos mañana —se despidió agitando levemente su mano mientras le mostraba su espalda.
—Adiós, espero que no choques con nadie en el camino —se despidió y la alfa le mostró el dedo corazón de su mano mientras seguía con su camino.
Riendo, Troy finalmente entró en su casa y se dirigió hacia la izquierda para abandonar su mochila en el sofá antes de caminar hacia su derecha.
Cruzando el comedor y entrando directamente en la cocina, el omega buscó entre los muebles y el refrigerador para sacar los ingredientes que necesitaría para preparar su cena.
Considerando que su cuerpo seguía sintiéndose extrañamente cansado luego de aquel extraño suceso esa mañana, Troy se decidió por algo rápido y tan delicioso como podría ser una pasta con crema blanca y pollo.
Comenzando a preparar su cena, la mente del lobo omega inevitablemente viajó hacia su madre al estar preparando una receta que ella misma le había enseñado.
De pronto, esa misma opresión en su pecho con la cual había despertado, apareció nuevamente de la pura preocupación y su lobo se removió en su mente, inquieto.
—Tal vez... ¿Se lastimó en el transcurso del día? —murmuró dejando de cortar unos vegetales.
Mordiendo el interior de su mejilla, el cambiaformas omegas abandonó lo que estaba haciendo y se dirigió nuevamente hacia su sala de estar para tomar su mochila, de donde consiguió su teléfono.
Buscando entre sus contactos, marcó el número de su madre y volvió a la cocina colocando la llamada en altavoz para poder seguir cocinando.
—Hey, mamá, ¿cómo estás? —preguntó cuando su llamada finalmente fue contestada luego del quinto tono.
—Hola, mi cielo, estoy bien, ¿y tú? ¿Cómo ha estado tu día en el trabajo? —preguntó.
—Bien, normal y tan tranquilo como podría ser el trabajar en una biblioteca —respondió con un bufido—. De todos los trabajos que hay en la manada, ¿por qué mi papá tuvo que aceptar este? —se quejó.
—Porque se preocupa por ti —respondió al instante.
—Pero bueno, no llamé para quejarme de mi aburrido trabajo otra vez, en especial ahora que ya le estoy agarrando el gusto de no hacer mucho y aun así conseguir dinero —expresó, causando la risa de la mujer.
—Entonces, ¿por qué has llamado si no ha sido para quejarte? —preguntó risueña.
—Por lo que te dije esta mañana —respondió obvio—. ¿Has estado bien? ¿No has sufrido un accidente o alguien ha sido malo contigo? —cuestionó, revolviendo la olla con su pasta.
—No, estoy bien —respondió.
—¿Estás segura? Porque lo que vi fue realmente fuerte, mamá —expresó.
—Bueno... En realidad yo...
—¿Con quién estás hablando, amor? —cuestionó la voz de su padre de fondo, interrumpiendo lo que sea que su madre planeaba decirle.
—Oh, solo es Troy, cariño —respondió su madre.
—¿Troy? ¿Sucedió algo, hijo? —cuestionó su padre tomando de pronto el mando de la llamada.
—No es nada, papá, solo soñé que mi madre se lastimaba y quería comprobar si estaba bien —explicó.
—Bueno, ciertamente tu madre se ha vuelto algo torpe con sus pies estos últimos años, pero nada de qué preocuparse, al menos hoy no se ha caído —aseguró.
—Eso es bueno, me deja más tranquilo —suspiró, comenzando a cocinar su pollo.
—¿Pero cómo es que has logrado ver eso en tu visión cuando estas se presentan solo a través de tus sueños? —indagó—. No me digas que te has quedado dormido en el trabajo.
—Atrapado —mintió y soltó una risa.
—Bueno, al menos con esto puedo tener un ojo sobre tu madre y así tratar de evitar que salga lastimada —expresó con un suspiro—. Pero no es bueno que te estés quedando dormido en el trabajo, hijo.
—No es mi culpa, nadie entra en la biblioteca —se excusó.
—Bien, de acuerdo, te lo dejo pasar solo porque es cierto —rió—. ¿No tuviste ninguna otra visión entre esa? —preguntó una vez calmó su risa.
—Bueno... A decir verdad, vi algo extraño —anunció, frunciendo el ceño mientras intentaba recordar bien la visión que había tenido durante su viaje en motocicleta.
—¿Algo extraño? ¿Cómo qué? —cuestionó—. ¿Alguien intentará atacar la manada?
—Creí que el consejo de shifters había hecho una regla para que aquello no sucediera —expresó, sirviéndose un plato una vez su comida estuvo lista.
—Sabes que nunca faltan los idiotas que se creen mejor que ellos —bufó.
—Bueno, eso es cierto —aceptó sentándose en el banquillo frente a la isla de su cocina—. Pero no, no tiene nada que ver con un ataque sorpresa, más bien, se trata de una visita —anunció, tomando el servicio para comenzar a comer.
—Una visita... —murmuró—. Cada cambiaformas que ingresa a una nueva manada, debe de presentarse con el alfa líder y expresar su motivo de visita —anunció con aire pensativo—. ¿Qué fue lo que viste exactamente? —cuestionó entrando en modo de trabajo.
Como era la mano derecha del alfa líder, obviamente para su padre era instintivo simplemente entrar en modo de trabajo cada vez que se tocaba un tema relacionado a su trabajo, especialmente cuando estaba relacionado con la manada o el alfa líder Waller.
—Recuerdo a dos tipos en el despacho del alfa líder —anunció, intentando recordar más detalles—. No sé si están familiarizados ambos, pero los dos tienen características similares y... Parece que al menos uno de ellos, va armado —informó.
—Eso es de gran ayuda, hijo —anunció su padre—. Mañana el alfa líder tendrá un par de visitas de personas que se quieren mudar a la manada Waller —expresó—. ¿Por qué no vienes conmigo para que me ayudes a reconocer a esos tipos? —pidió.
—Claro, no hay problema —accedió Troy fácilmente.
—Tengo que dejarte, tu madre ya tiene lista la cena servida en la mesa y no me está mirando exactamente feliz en este momento por estar aquí en la cocina hablando —contó.
—Solo ve a cenar con ellos antes de que mamá se enoje —se carcajeó el omega.
—¿Ya has cenado? —preguntó Lucio.
—Sip, acabo de terminar realmente, reposaré un momento y luego me iré a recostar —respondió, tomando su teléfono nuevamente.
—Entonces te dejo, ten buena noche —se despidió.
—Buenas noches para ustedes también —respondió, cortando finalmente la llamada.
Levantándose de la mesa, Troy recogió su plato sucio y lo dejó en el lavaplatos antes de reunir las demás cosas.
Lavando y guardando todo, el omega en vez de ir a sentarse en su jardín trasero, como usualmente hacía todas las tardes, cerró las cortinas de sus ventanas y apagó las luces para ir directo a su habitación.
Por alguna razón, mientras cenaba y hablaba con sus padres, ese cansancio en su cuerpo solo había empeorado exigiéndole que fuera a descansar correctamente.
Y bueno, quién era él para negarse un sueñito temprano, ¿no?
Saliendo del baño luego de lavar sus dientes, Troy se cambió a su piyama y se dejó caer sobre su estómago en su amplía cama cómoda.
Girando su rostro, el omega colocó sus manos bajo la almohada y soltó un suspiro de puro alivio mientras finalmente relajaba todos sus músculos, hasta que su respiración se volvió suave y regular.
Antes de que su mente vagara en el agradable mundo de los sueños, lo último en lo que pensó Troy, fue en aquel apuesto hombre que siempre invadía sus noches.
Y tal vez fue por ello, que nuevamente despertó en ese manto blanco puro envolviéndolo, con su lobo esperándole sentado en sus patas traseras.
"¿Qué es lo que quieres mostrarme en esta ocasión, bonito?" Preguntó agachándose frente a su lobo para acariciar su cabeza y rascar tras sus orejas.
En respuesta, su lobo ladró, y sus ojos azul violeta parecieron brillar por un momento en que todo el escenario a su alrededor cambiaba, enviándolo a un extraño pasillo gris con aspecto nuevo y... Totalmente aburrido.
Observando confundido a su lobo, quiso preguntarle qué se suponía que le estaba mostrando, pero entonces unas risas llamaron su atención.
Curioso, se levantó y caminó junto a su lobo dirigiéndose hacia la única puerta abierta.
La sorpresa cubrió todo su cuerpo al contemplarse a sí mismo sentado semi desnudo en una cama, sonriendo mientras sostenía entre sus dedos una especie de collar con un crucifico en esta.
"Puedes quedarte con él, ahora es todo tuyo como yo lo soy" expresó aquel mismo hombre de siempre sentado frente a él.
Unas palabras parecieron salir de su boca, o del reflejo de sí mismo sentado en la cama, pero Troy realmente no fue capaz de escucharlas y solo pudo contemplar como el hombre sonreía alegremente antes de besarle con ternura.
Para cuando el lobo omega abrió sus ojos, el sol ya había salido nuevamente y, afortunadamente, su cuerpo había dejado aquella sensación de cansancio.
Girando sobre su espalda, Troy colocó una mano en su pecho, queriendo volver a sentir aquellos sentimientos cálidos que le habían invadido a través de su visión tras apreciar tan dulce escena.
Realmente... Tal vez no tenía más pruebas que sus visiones, pero de que ese hombre se transformaría en alguien importante en su vida, lo iba a hacer, y se sentía ansioso para que el momento finalmente llegase.
No es que realmente nunca hubiera tenido una pareja ni nada, pero sus previas relaciones, las pocas que fueron, todas resultaron decepcionantes y fallidas, por lo que esperaba ansiosamente el momento en que se encontrara con aquel fuerte e indudablemente alfa.
Con todo lo que sus visiones le habían mostrado, era obvio que el amor surgirá entre ellos de manera intensa e inapagable.
Alzando una mano, el lobo omega tocó la sonrisa en la que se estiraban sus labios y bufó intentando borrarla.
—No puedes emocionarte tanto cuando ni siquiera conocemos aun realmente al hombre, Troy —se reprochó a sí mismo.
Sentándose en la cama, observó su teléfono descansando en la mesita de noche al costado suyo y lo tomó.
Sus labios automáticamente se retorcieron al encontrar las tres llamadas perdidas de su padre.
—Mierda, me quedé dormido —exclamó, levantándose de un salto de su cama para correr al baño a prepararse.
Para cuando salió y comenzó a colocarse su ropa, su padre ya se encontraba golpeando la puerta de su casa.
—¡Ya voy! —gritó, asegurándose de que su tono fuera bien alto para que su padre le escuchara bien.
Terminando de vestirse, el cambiaformas omega tomó sus zapatillas y salió de su habitación sin siquiera darse el tiempo de ordenar su cama, con suerte no olvidó su teléfono realmente.
—Te quedaste dormido —anunció su padre tan pronto como abrió la puerta.
—Solo un poco —aceptó, colocándose sus zapatillas—. Pero ya estoy listo —anunció con una sonrisa, asegurándose de cerrar la puerta antes de salir siguiendo a su padre hasta el auto.
Abriendo la puerta de copiloto, Troy tomó asiento y se colocó el cinturón de seguridad.
—¿Qué es esto? —preguntó cuando el alfa dejó una bolsa de papel en su regazo antes de echar a andar el auto.
—Tu madre creyó que te saltarías el desayuno, por lo que te envió eso —explicó.
—Gracias —sonrió automáticamente, abriendo la bolsa para sacar unos sándwiches y una botella de zumo.
Sacando su teléfono celular, contempló con una mueca la poca carga que le quedaba y luego le envió un mensaje a su amiga avisándole que llegaría tarde al trabajo.
—¿Tuviste algún suelo anoche? —cuestionó su padre.
—No realmente —respondió—. Bueno, a decir verdad estuve recordando bastante a mi madre anoche, ¿cómo está? —preguntó observándole.
—Se cayó de las escaleras anoche —respondió con un resoplido—. Iba por la mitad de ellas, y sin importar cuanto intenté detenerla, de igual forma terminó rodando hacia abajo.
—Auch, ¿cómo está ella? —preguntó preocupado.
—Bien, el doctor dijo que no se rompió nada, que solo quedaría con algunos hematomas y le aconsejó cambiar para una recuperación más rápida —contó.
—Mierda —se lamentó, dejando de comer—. Por más que intenté prevenirla, aun así, no logré hacer nada por ella —se quejó.
—Todo está bien, afortunadamente no fue nada realmente grave —prometió el alfa, deteniéndose frente a la mansión del alfa líder.
—¿Quién tiene una reunión con el alfa líder? —preguntó, prometiéndose a sí mismo después ir a visitar a su madre.
—Un par de hermanos del cual sospecho por lo que me dijiste, y un matrimonio —respondió—. Los hermanos iban llegando cuando yo salía por ti, y esos, deben de ser el matrimonio —anunció señalando con su cabeza frente a ellos.
Curioso, Troy siguió la mirada de su padre, y por un momento, toda su mente quedó en blanco al contemplar el hombre de sus sueños, finalmente aparecer frente a él.
Abrazado de otra mujer, y... Besándola con tanto cuidado.