[TANIA] La puerta de la habitación de esta clínica se abre nuevamente, y solo espero que no sea el doctor o alguna de las enfermeras, honestamente ya estoy cansada de que vengan a cada instante y que sigan dándome instrucciones acerca de lo que debo o no debo hacer. Siento que este trasplante puede salvarme la vida, pero a la vez siento que mi vida está en una pausa constante. Una enorme sonrisa se dibuja en mi rostro al verlo entrar a él. Sé que es un acto muy egoísta de mi parte condenarlo a vivir en esta pausa, pero no puedo evitar sentir que es mi oxígeno para seguir adelante a pesar de todo lo que ocurre. Me sonríe, camina hacia mí, y toma mi mano para depositar un tierno beso en el dorso. —¿Cómo te encuentras mi vida? — me pregunta mirándome fijamente. —Quiero irme a casa, ¿y tú?