Capitulo 11

1980 Words
Chimmae tenía muchos años sin siquiera poner un pie dentro de una base. Recordaba con nostalgia su tiempo de soldado de las fuerzas Armadas, pero después de saber lo que realmente quería se había dedicado con devoción a ser un Marín y con el paso de los años se le concedió el gran honor de ser un capitán. Ahora, yacía caminando por el gran pasillo de aquella base sin nada que hacer porque Jisung se le perdió de vista y con Minying ni siquiera quería cruzar palabras por los momentos. Héctor pues, con él no podía hablar aún debido a que todo estaba muy reciente. De repente, varios de los soldados salieron de las habitaciones dirigiéndose a distintos lugares, porque estas eran sus dos horas de descanso por lo cual… Podían pasearse por la parte baja de la base si querían. Chimmae simplemente los esquivaba y pasaba entre ellos para apresurarse a salir de ese pasillo porque no le quedaba de otra que esperar a Jisung fuera hasta que se dignara en aparecer. El piel pálida le parecía muy atractivo pero eso no significa que tenga que estar aguantando frío y sueño por su culpa, bien podía estar acostado en su cama durmiendo sin ningún problema . Daniel tenía rato viendo a aquel hombre alto pasar por el lado de sus compañeros, decir que aquel hombre le había fascinado era poco y después de enterarse quién era (debido a los pocos compañeros que conocían por noticia y fotos al capitán) fue como tener frente al hombre que por toda su vida había soñado. Bueno, el hermano del coronel Kim también le parecía muy atractivo pero este era mucho más guapo. Podía mirarlo por varios minutos. No sabía qué hacer para llamar su atención ¡Era un capitán! No podía pedirle un autógrafo porque sería vergonzosamente estúpido, no tenía celular en la base por lo que no puede pedirle una foto. Sintió que debía resignarse, no es como si fuera a lograr algo en un rato y eso sin contar que al pelinegro se le notaba ansioso. Se le notaba que quería irse. Pero si quería estar un poco más cerca, ver mejor sus ojos, distinguir el color de estos para no olvidarnos nunca y poder llenar su nariz de lo que sería sin duda… Su perfume masculino. Alardearía frente a su familia que había conocido al Capitán de la Marina nacional. El menor no es bueno para socializar, ni mucho menos entablar una conversación digna de un “teatro” con un desconocido famoso. Un guapo desconocido famoso e importante. Quizás hacerse el lastimado podía servir. Sí, eso era lo que haría. Tomando una onda respiración, y mucho valor… Empezó a caminar sin ser muy evidente. Solo tenia que andar como si nada pasara. Claro, todo pudo haber ido de maravilla de no haber sido porque su chaqueta se quedó enganchada con uno de los clavos en la pared, esos que eran para colgar una que otra arma. ¡Maldición! En una de esas logra zafarse de aquel clavo que no lo dejaba continuar. Se soltó tan bien, que sus pies se enredaron haciendo que terminara en el suelo. Se quejó bajito porque le dolió el pie derecho y solo espera que no sea nada grave o caso contrario, su servicio en las fuerzas armadas puede ser suspendido y eso no va a ser muy bonito en su registro. Eso le pasa por andar de coqueto. ¿Quién carajos se cae sin planearlo pero antes de caerte ya tenías planeado caerte? Sí, exacto… Solo el tonto y torpe de Daniel. --Oye.--…--Como si fuera una cámara lenta Daniel subió su cabeza hasta verlo. Era mucho más hermoso de cerca.--…--No deberías estar acosándome.— El menor frunció el ceño. Chim sabía que alguien lo estaba siguiendo, se dio cuenta de cuando el soldado luchaba por liberar su chaqueta de uno de los clavos hasta que se cayó. Pero no podía brindarle ayudar puesto que no sabía quién era ese soldado y la razón por la que lo seguía …pueda que sea una trampa. El menor tragó saliva antes de apoyarse en la pared e ir colocándose de pie con mucho esfuerzo mientras la mirada atenta y escaneadora de Chim está encima suyo. Se mordió con mucha vergüenza su labio inferior, seguía mirando al suelo por lo intimidado que estaba. Quería verle mucho a ese hombre fijamente, pero éste tenía una expresión dura que no ayudaba a su valor. Abría su boca tres veces intentando decir algo, sin embargo nada salía de esta. --¿Por qué me seguías?--- Silencio --¡Responde!--…--Alza un poco la voz y el menor se siente muy pequeño.— No podía decirle que simplemente lo seguía porque quería conocerlo. Era estúpido. --Y-yo …yo solo pasaba por aquí y me caí.--…--Mitad de eso era cierto y la otra mitad era mentira.— Chim no le creyó para nada porque él mismo lo vio siguiéndolo, pero no se pondría a tratar de sacarle la verdad a este soldado, sabía quien era. Este soldado era el que hace rato le entregó el pañuelo a Minying. Sí, el que le parecía muy lindo. Pero aunque fuera muy hermoso no tenía que confiarse de ningún cara bonita. En menos de lo que se imaginó, aquel chico castaño yacía más o menos dos metros lejos, intentando irse pero en el intento cayó al suelo debido al dolor en su pie. --¡Auchs!.--…--Se quejo sobando su pie con cuidado.— Chim negó torciendo su boca en una mueca y pidiendo paciencia. --Si que eres quejica.--…--Dijo por lo bajo, sin embargo el menor escuchó.— No sabía cómo sentirse en verdad. El hombre más bello e imponente que sus ojos han visto le estaba tratando tan feo que hasta tenia ganas de salir corriendo como el sensible que es, si tan solo su pie no doliera tanto lo hubiera hecho sin pensarlo dos veces. Hizo otro intento en levantarse pero fue inútil. Chimmae podía ser muy desconfiado y tenía un sin número de defectos que pueden ser tomados como algo terrible. Pero no era alguien malo. Se acercó hasta donde yacía el cuerpo delgado de aquel soldado para cargarlo como si fuera una princesa. Daniel casi grita de susto al estar siendo alejado del suelo mientras unos grandes brazos lo alzan. --¿Dónde queda el consultorio?.--…--Pregunta el mayor sin mirar directamente al menor.— --Des-después del comedor.--…--Juega con sus dedos mientras Chimmae va con el en brazos a dicho El capitán no podía dejarlo ahí tirado en el suelo.— (…) Minying despertó a causa del sonido de unos fuertes golpes en la puerta. Se talló rápidamente los ojos antes de levantarse, y fue entonces que se dio cuenta de que se quedó dormido en el suelo. --¡Minying! ¡Abre la puerta!.--…--El nombrado quedó estático. Era Héctor.— Y como si la puerta tuviera algún tipo de ácido… dio unos pasos en reverso hasta que su trasero chocó con la punta de su escritorio. --¡NO!--…--Gritó con todas sus fuerzas. No quería ver al mayor y mucho menos cuando hace rato lo vio besando a aquel soldado.--…--¡Vete!— Héctor no podía irse hasta decirle sus cuantas cosas a su esposo. --¡Abre, Minying!.--…--Esta vez los golpes en la puerta fueron dados con sus puños.--…--¡NECESITAMOS ACLARAR LAS COSAS!— --¡NO HAY NADA QUE ACLARAR! ¡DÉJAME EN PAZ!--…--Minying lanzó uno de los parlantes hacia la puerta como si eso fuera a ayudarle a golpear a Héctor, lograr que se fuera de una vez por todas.— --¡ABRE JODER!--…--Pedía Kim cada vez más desesperado sin cesar con los golpes, sus puños yacían muy rojos al igual que su cuello y rostro por la rabia.— Rabia con Minying, rabia con Chimmae, rabia con Jaemin y consigo mismo por haberse dejado manipular, engañar. --¡NO!.--…--Los sonidos fuertes seguían molestándolo.— Héctor respiró con los ojos cerrados y sus palmas yacen extendidas en la madera de la puerta. --¿Sabes cual es tu maldito problema? Ser un podido impulsivo de mierda, si ¿Era tan difícil darme la cara y hablarme de la supuesta infidelidad? No sé, echarme en cara lo que hice o algo por el estilo pero no, tuviste que ir a acostarte con él primero se te cruzó por delante. Eres un egoísta siempre pensando en tu dolor y no piensas en los demás ¿Qué piensas, que el único que puede salir dañado eres tú? Joder, ¿por qué me has hecho esto?--…--Vuelve a golpear la puerta pero con sus Palmas extendidas.--…--¿Qué hice mal?— Minying estaba adentro con sus ojos muy abiertos debido a lo que Héctor estaba diciendo. ¿Cómo se había enterado de que se acostó con otro? ¿Siquiera sabía con quien se metió aquel día? no quería saberlo, quiere salir corriendo y encerrarse en algún rincón del mundo para esconder su vergüenza. Aunque ya no puede borrar lo que hizo no lo negaría. --Y-yo… sólo vete, Héctor ya no hay nada que hacer.— --Hemos estado evitándonos desde que bajaste del maldito barco y no me voy a ir de aquí hasta hablar. Abre la puta puerta.— -No~ --¡ABRE LA MALDITA PUERTA, KIM MINYING!— --N-no quiero.--…--Sus manos apretaron la madera del escritorio buscando descargar el miedo con algo.— --Me importa una mierda lo que quieras. ¡Ahg! No sabes cuántas ganas tengo de destrozarte ahora mismo, golpearte hasta cansarme.--…--Minying desde adentro ahogó un jadeo doloroso. Las palabras agresivas y la forma en como Héctor las dijo le trajo de vuelta los recuerdos de cuando era un simple soldado del montón y el coronel se regocijaba golpeándolo.--…--¡Te consentí demasiado! No debí hacerlo, no debí cambiar por ti ¡No lo mereces! No mereces nada bueno y correcto de mi ¿Quizá si me quedaba siendo un completo hijo de puta te hubieras detenido a pensar un poco antes de revolcarte con otro? ¡RESPONDE!.— --Ya n-no…--…--No podía decir nada coherente.— Hubo un silencio tenso entre el pasillo y el interior de aquella oficina y el silencio le hizo saber al coronel que su esposo no estaba dispuesto a abrirle, estaba molesto por la cobardía ajena. --¡VOY A TUMBAR LA PUERTA!--…--Avisa el mayor y Minying abrió sus ojos abruptamente.— Héctor forzó un poco más la herradura de la puerta y cuando vio que no servía de nada cogió vuelo antes de dar una patada a la puerta moviendo está, pero no logró lo que quería por lo que repitió el procedimiento; una nueva patada fuerte y precisa llegó hacia la puerta tumbándola. Minying se siente temblar. --Ahora si, tú y yo tenemos que hablar.— Se acerca lentamente hasta el cuerpo de su esposo mirándolo desde su altura sin ceder a sus expresiones, estaba serio y lastimado internamente porque sentía que el cuerpo más hermoso que había tocado y creído que era suyo había sido tocado por otro, no hubo como impedirlo, se sentía traicionado por todos lados. Minying no le apartó la mirada, no tendría que hacerlo. Sin embargo Kim mayor pudo saber lo que expresaba su mirada. Miedo. Ja, no había visto aquella mirada desde hace casi cinco años. Respiró hondo antes de jalar de la chaqueta ajena para besar posesivamente y sin cuidado los labios temblorosos de Minying. Debían hablar, pero antes tenía que besar los ricos labios de su esposo.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD