9.¿Ahora me ignoras?

988 Words
Inuyasha No puedo negar que al sentir nuevamente sus labios sobre los míos mi mundo de detuvo. Puedo decir que me olvidé de que ella me engañó, me mintió y jugó conmigo de la peor manera. Que trató de matarme. Kagome me hizo sentir de nuevo vivo, tan solo le bastó poner sus labios sobre los míos y dejarme tener su pequeño cuerpo cerca de mí para que mi razón se nuble y todo se vaya al carajo. Me doy cuenta de que esa mujer tiene más poder del que quiero aceptar. Solo tenía ganas de tenerla así para siempre, de que nosotros volviéramos a estar juntos, de que solo haya sido una pesadilla y al despertar ella estaba a mi lado con esa hermosa sonrisa que tanto me encanta. Ella tiene tanta razón porque no puedo estar con una mujer sin que ella aparezca en mi mente, pero no le daré el gusto de saberlo. Yura viene hacía mi cerrando la puerta y pasando el seguro. No dejaré que me vuelva a manipular, Kagome Higurashi ya no mandará en mi vida como siempre lo hacía. Entonces toda la acción empieza entre mi secretaría y yo. Puedes follar a todas las mujeres del mundo, pero tú sabes perfectamente que yo reino en tus pensamientos . No, ya no más Higurashi, te haré ver que no eres la única mujer en este planeta que pueda doblegar mi razón. Llamo a su línea y los gritos de Yura se escuchan claros al igual que mis altos gruñidos de placer fingidos. Quiero que le quede claro que ella no es la única, no más ... Veo que luego de un largo rato cuelga y al terminar mi nada placentero encuentro salgo de ella y me voy hacía el baño de mi despacho. Hecho agua y en mi cara tratando de aclarar mis locos pensamientos, me siento tan frustrado, esa mujer gobierna todos mis sentidos, pero pronto se acabará, lo juro Higurashi. Salgo de mi despacho dejando a Yura allí y me encuentro a Kagome con ... Maldición, otra vez ese imbécil, me hierve la sangre cuando ella le sonríe. Solo quiero que me sonría a mi Aparto esos pensamientos cuando sus ojos de posan en mi persona y hace una mueca. Sigue hasta el ascensor diciéndole algo al chico que lo deja con una sonrisa boba. Maldición, sigue causando esos celos descomunales que no puedo evitar, corro antes de que las puertas del ascensor cierren y la miro en una esquina ignorándome. —¿Ahora me ignoras? —Pregunto tratando de que me haga caso, odio no poder tener su atención. ¿Quién diablos te entiende Inuyasha? —Dile a tu secretaría que te haga caso, creo que lo haría encantada — contesta, ¿dolida ?, no lo sé.  —Creo que ya me divertí bastante con ella — respondo indiferente. —¿Lo hiciste para causarme celos verdad? —Pregunta mirándome. —No eres tan importante — ella sonríe negando. —No soy importante — hace pausa negando con la cabeza — apuesto a que no encontraste lo que buscabas entre sus piernas — mi enojo crece. —No te creas algo tan importante, nadie es indispensable—respondo enojado. —Es verdad... Pero sabes que yo ocupo, aunque sea una parte de tus pensamientos diarios—las puertas se abren y ella sale—deja de mentirte—murmura. —Lo único que puedo querer de ti es un acostón y nada más—le digo con una sonrisa mujeriega.  —Sabes que, aunque lo desees no es eso lo único que quieres—salgo y camino delante de ella. —Deja de crearte una nube como esa Kagome, solo te lastimas... Claro, si tienes corazón—la dejo allí y salgo de ese lugar, demasiadas emociones para solo un día. Conduzco en dirección a mi nuevo mejor amigo... Jinenji, en el único que de momento puedo confiar, cuando llego al restaurante donde trabaja bajo y lo veo en la cocina. —Inuyasha, que sorpresa—murmura con una sonrisa. —Hola, perdón por no avisar antes de aparecer—comento un poco avergonzado. —Sabes que eso no es importante y que puedes venir cuando quieras—asiento—si viniste sin avisar es porque algo grave paso, ¿o me equivoco?—niego suspirando. —Kagome salió de prisión y fue hoy para la oficina—le relato desde el principio, bueno, desde el momento donde ella salió de prisión ya que lo demás él lo sabía. Él solo escucha atento toda la mierda de vida que llevo y yo me desahogo. Cuando termino la historia él se mantiene en silencio mirándome. —¿Sabes que la sigues amando?—yo niego frustrado. —Solo estoy obsesionado, me ha pillado de sorpresa y la quiero en mi cama—el niega enojado. —Deja de hacerte el macho del momento, sabes perfectamente que esa mujer controla ese corazón, estás loco por ella. Sé que guardas rencor por todo lo que ha hecho, pero eso no quita que quieras un futuro a su lado—resoplo. —Solo quiero olvidarla... Además, estoy comprometido con Kikyo—recuerdo amargamente. —Esa mujer no me inspira confianza, quisiera conocer a la Kagome de la que tanto me hablas—sonrío negando. —No vale la pena—murmuro. Jinenji era el amigo de tragos, lo conocí en un bar, su prometida lo dejo un día antes de la boda y bueno, nuestros problemas nos han vuelto mejores amigos, creo que me siento contento de haberlo conocido porque es una excelente persona, nada hipócrita y muy sincera. —No es por querer que te vayas, pero es momento de que te marches para poder seguir trabajando—sonrío avergonzado. —Gracias—me levanto y le doy un abrazo. —Siempre aquí para ti—salgo de ese lugar sintiéndome mejor que antes, siempre es bueno sacar todo. Una llamada me saca de mis pensamientos y el identificador me deja ver el nombre de Kikyo. —¿Sucede algo?—pregunto al descolgar mientras camino a mi auto. —Tienes que venir a la casa, te tengo una noticia estupenda—chilla feliz y alejo el teléfono de mí lo más posible. —¿Muy urgente?—pregunto tratando de que diga que no, la verdad no me apetece verle la cara en este momento, Kikyo me cansa con tu empalague todo el tiempo. —Te necesito aquí y rápido—resoplo colgando y conduzco en dirección a mi casa, al llegar ella me recibe con un apasionado beso. —¿Qué es eso tan importante que no puede esperar?—pregunto apartándola. —Estoy embarazada.
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