ESPELUZNANTE ALUCINANTE

1288 Words
ALBERTO Avanzando entre los autos, en zigzag o saltando sobre ellos, intentaba huir de los disparos y de la luz del helicóptero, parecía imposible escapar. Por fortuna, unos conductores perdieron la concentración por la persecución y produjeron choques múltiples. Alberto aprovechó el caos y se coló en la parte de atrás de un camión que transportaba alimentos, logró bajarse unos kilómetros adelante, donde le quedó cerca para llevarla a donde el doctor Gallo, el médico de su padre, quien no le pediría dinero para atenderla, todo se lo cargaría a la cuenta de la familia. En la sala de espera se sentía ya más tranquilo, suponiendo que su mala racha había terminado, y se sorprendió de que aún le quedaba peor suerte, pues como si un relámpago lo hubiese traído, apareció en la sala su padre, el Alfa, acompañado por diez guardaespaldas, que sin saludarlo le gruñían. —No se me ocurren razones para justificar tu torpeza. —Papá, ¿a qué te refieres? —contestó Alberto, quien a pesar de estar transformado en humano, parecía que sus orejas se retraían hacia atrás. El padre apretó los puños, clavando uno contra un muro, y le exclamó: —¿Qué parte quieres que te ladre, la de que tu alboroto en la ciudad, de los miles de fotos y videos que tendremos que buscar la manera de borrar o desmentir, o del simple hecho de que trajeras a una humana a esta clínica exclusiva para seres como nosotros? Apuesto que no puedes calcular cuánto dinero e influencias tengo que manejar para que sus aventuras estúpidas no nos afecten, pero es obvio que debes tener una buena razón que te justifique. ¿La tienes? Ante la mirada imponente de su Alfa, Alberto únicamente le pudo responder: —padre, es que ella estaba en peligro, por poco muere. El progenitor rugió enseñando los colmillos como si estuviera transformado, a pesar de estar cerca le gritó: —Es inconcebible que por una simple humana hubieras armado todo este revuelo, es estúpido, pues todos los días se mueren humanos. Yo he matado cientos y no por diversión, es similar a cuando matas los mosquitos que interrumpen el sueño. No sé por qué actúas sin pensar, es que se me revuelve la panza de imaginar que cuando yo falte, tú serás el encargado, si tan solo… — ¿Si tan solo, qué padre? —Que si esa calamidad no nos hubiera quitado a Martín, las cosas pintarían diferente. —Alfa, por supuesto que todo sería mejor si mi hermano y mi mamá estuvieran vivos… —Cállate el hocico, no tienes derecho de nombrarlos, tú tienes la culpa de su desaparición. —Padre, eso es muy injusto, yo solo era un pequeño cachorro. —Deja de excusarte, cuántas veces te he dicho que el fracaso no da lugar a excusas, de igual forma que el triunfo no da explicaciones. Eso sucedió, de todas maneras, con gruñir no conseguiremos enmendar el pasado, pero lo que sí necesito es que me obedezcas y dejes de actuar como un niño. Recuerda quién eres, El próximo Alfa, debes comportarte y ser un ejemplo para tu hermana. —padre, me molesta que me confrontes y luego me apagues, así nunca logro desahogarme. —¿Entonces, qué propones? ¿Un duelo a muerte? —El alfa apretó su puño derecho, causando que en un segundo creciera 10 veces, le saliera pelo y sus uñas fueron reemplazadas por garras. —No, padre, no puedo pelear contigo, no solo porque no estoy a tu nivel, es que tú eres mi progenitor y mi alfa, te debo respeto. —Alberto se arrodilló, contemplando cómo su papá volvía el brazo a la normalidad. Esa cualidad de transformarse por partes, él no la dominaba. —Eso es algo que nunca debes olvidar, tanto lo uno como lo otro, debes entrenar más duro para que domines tus capacidades, tienes que convertirte en el mejor y ser orgulloso de ello. Aunque el ego es un pecado, es mejor que lo feliciten por triunfar y no que le tengan compasión. —Sí, padre, tienes toda la razón, por favor, discúlpame por desobedecerte y actuar sin pensar. —Recuérdalo, ahora esa humana no puede seguir con vida, ya que conoce nuestro secreto, no nos podemos arriesgar a perder el anonimato. Ya sabes qué hacer. Alberto se levantó para responderle: —Padre, no lo puedo hacer, siento algo muy fuerte por ella. —Ni se te ocurra insinuar algo como eso, tú eres pura sangre, de una estirpe de alfas, es inconcebible que te enredes con una humana que, a juzgar por el barrio de sus aventuras, infiero que es una pobretona. Eso aumenta los motivos para que la elimines. —No, padre, no lo puedo hacer, lo que ella me produce, con ninguna hembra lo he sentido. No sé si es amor, pero es algo inexplicable, es como si todo el universo girara a su alrededor. —No me importa si ella es tu centro del universo. Lo que sí es que le di mi palabra al duque de Sicilia, que te comprometerías con su hermosa hija, que es la loba más hermosa de Europa. Una pura sangre, con grandes cualidades y una dote infinita. —Padre, sé que la principal razón por la que quieres ese compromiso es porque esa manada controla el tráfico en ese continente. —De nuevo no me respetas, cuestionando mi palabra, verdaderamente que necesitas una lección. —esta vez se transformó por completo, parecía que fuera a romper la habitación, le tocó ponerse en cuatro patas, pues, el techo era muy bajo para ese enorme lobo en que se transformaba el Alfa. Alberto se congeló y no logró reaccionar a un golpe del revés de una garra que lo proyectó contra una pared que atravesó como si fuera de cartón, quedando tendido en la habitación continua. —Levántate y pelea, te aseguro que mientras yo viva, no permitiré que te cruces con esa humana. —el alfa atravesaba la destruida pared, transformado en humano, acomodándose la corbata. —Padre, no puedo, te respeto mucho, por favor deja que me la lleve, te prometo que descubriré que es lo que siento por ella, y en caso de que sea amor, pues buscaré la forma de convertirla en uno de nosotros. —dices estupideces, sabes lo complicado que es transformar a alguien, es como una lotería, tiene más posibilidades de que no sobreviva a la mordida. —No, padre, me refiero a la salvia mágica, escuché que en la selva del Amazonas, existen las plantas que florecen en luna llena con la que se prepara ese elixir, con eso la convertiré. —Eso serviría para transformar a todos los esclavos y de esa forma crear el ejército de lobos más grande del mundo, con el que venceríamos a todos nuestros enemigos, sobre todo a los vampiros italianos, a los que ya estoy cansado de pagarles tributos. —Padre, por favor, dame un tiempo, después de todo soy tu hijo, tu heredero. —Por supuesto, te daré tiempo, mientras tanto prueba mis colmillos. —se lanzó cambiando en segundos y lo aprisionó en su enorme boca, chispeando sangre por doquier. — ¡Ay! —exclamó Alberto, retornando la conciencia, abriendo los ojos, vio cómo un enorme jaguar le mordía el vientre. Sentía que esos dientes le perforaban la piel, era un dolor combinado con ardor, pero lo que le afanó es que no divisaba a su amada y menos ahora que otro de esos le mordía el cuello tratando de degollarlo, podía sentir que la vida le llegaba a su fin. Sería deshonroso terminar en la panza de esos gatos salvajes zarrapastrosos, como los llamaba su padre.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD