¿POR QUÉ AHORA?

2254 Words
NARRA JIA —¿Por qué te vas tan de repente? —cuestionó Argus molesto. —Lo necesito cariño, ya hace mucho tiempo que no miro a tu abuelo y a tu tía —respondí y él negó. —No tienes que mentirme mamá. Estoy seguro que hay algo que no me estás diciendo. También sé que es por lo que pasó con Aitor que te vas —sujete su mano y la apreté ligeramente. —Lo que sea que haya pasado entre Aitor y yo, no tiene nada que ver con mi decisión de irme. Lo que sea que él y yo tuvimos fue bonito, mientras duró. Esto lo hago por mí, entiéndeme cariño —deseaba poder explicarle, pero no era correcto. Mis hijos ya han tenido que cargar suficiente con todos los problemas y la vida que les he podido dar. —Entonces me iré contigo —dijo poniéndose de pie. —Argus, entiende que si esa es la decisión de nuestra madre no podemos hacer nada, más que respetarla. Ya estás por terminar tus estudios y luego comenzarás con tu preparación para tomar el lugar del abuelo —Argus mira a Susy con sorpresa. —¿Cómo que yo seré su sucesor? Él ya había dicho que eras tú la que tomará esa responsabilidad. —Lo sé, pero creo que no es lo que quiero para mi vida. Deseo poder ser libre para hacer la vida que deseo con Alan y la familia que vayamos a formar. Tu siempre has sido el más responsable, centrado y maduro. Eres mucho más capaz que yo para ese trabajo —mi hijo solo asintió y luego vino a darme un abrazo. —Nunca hemos estado lejos. Puede que ya sea un hombre, pero deseo siempre poder acompañarte para cuidarte y protegerte. Me siento responsable de todo lo que pasó si yo no te hubiera insistido en… —negué y lo abracé de nuevo. —Todos aquí sabíamos que eso iba a ser imposible desde antes que comenzara. No hay que sentirse mal y mucho menos sentir culpas por cosas que así quiso la vida y el destino. Ahora, ustedes cuídense entre ustedes, yo estaré hablándoles seguido. Tampoco es que me iré para toda la vida. Son más como unas vacaciones. —Las vacaciones para sanar un corazón roto, pueden llegar a ser muy largas, mamá —mencionó mi hijo con su voz entrecortada. Si hasta ahora me había portado fuerte frente a ellos. Eso me doble completamente. Abracé a mis hijos y lloramos un momento. —Los amo mis niños. Cuiden a su abuelo y a Susy, cuídame a mi pequeño sol —pedí levantando a mi nieto Khoa para darle un beso en su mejilla. —La abuela volverá pronto, pórtate bien con tus padres. ¿De acuerdo? —dije dándole unos besos en la frente. Les di un beso y me fui a terminar de preparar mis cosas y las de Tiam. La mañana siguiente gracias a Romeo tuve un vuelo privado hasta Pekín. Donde me recibió mi hermana. —Bienvenida a la ciudad del aburrimiento, hermana —me saluda con un abrazo. —Hola tía —saluda Tiam. Su carita triste me está rompiendo el corazón. Ya se había acostumbrado al idioma, a sus nuevos amigos, a sus hermanos y a Aitor. Este era mi mayor temor, ver a mi pequeño mal por culpa de Aitor. —Hola, mi pequeño bebé —dice ella apretándole las mejillas y está más que claro que a mi hijo no le gustó para nada ya que se aparta —vamos para que se acomoden en mi departamento. Llegamos hasta un edificio muy alto y me sorprendió que estuviera en el centro. —¿Vida en la ciudad? —comenté pues ella cuando vine a despedirme de mi madre dijo que lo de ella era vivir en la paz del campo y no en la ruidosa y congestionada ciudad. —Mi trabajo me trajo hasta aquí. No pude rechazarlo, sabes que me encanta ser veterinario y a la misma vez desde aquí puedo estar pendiente de la empresa de papá. —No sé cómo puedes seguir con eso. No puedes ir y venir entre dos vidas y carreras. —Si puedo, creo que este que tenemos aquí. Sirve para muchas cosas y me ha dado la habilidad de saber manejar todo en orden. —Me alegra mucho, estoy muy orgullosa de que puedas cumplir tus sueños y los de papá al mismo tiempo —dije dejándome caer en el mueble. —Mamá, tengo hambre —comentó Tiam y mi hermana le sonrió. —Ahorita sirvo lo que preparé para ustedes —y así fue mi regreso a Pekín. Me quedaba en casa con Tiam, no deseaba llevarlo a la escuela por miedo a que alguien lo mirará o lo robará. —Jia tienes 10 días sin salir de aquí. Siempre estás triste, Tiam pasa muy molesto aquí adentro todo el día. ¿Me dirás por qué viniste? Ya no permitiré que esté en las mismas. Tiam está dormido en su habitación así que, puedes contarme —dijo sentándose a mi lado. No pude evitar que las lágrimas se acumularan en mis ojos. —Ay, hermana —dice ella atrayéndome a sus brazos —dime a quien tengo que cortarte los huevos y te los sirvo con una rodaja de pan —su comentario me hizo reír. Tomé el valor necesario y le conté toda mi historia con Aitor. Cuando terminé guardó silencio por un largo rato y por un momento me esperaba cualquier palabra juzgándome, sin embargo, estas nunca llegaron. —¡Que envidia! Lo siento hermana. Entiendo tu dolor y frustración, pero yo hubiera hecho exactamente lo mismo que tú. Esas oportunidades no se pueden desaprovechar. Lo único malo es precisamente eso, que es a una que le toca terminar de criarlos. ¿Enserio te enamoraste de él? —cuestionó y no dudé en asentir. —Si no lo amará, no estuviera aquí llorando por él —dije alejándome de ella para limpiar mis lágrimas. —¿No te ha llamado? —negué y eso es lo que más me duele que no se haya molestado en llamarme. Sin embargo, estamos hablando nosotros de estas cosas y mi teléfono suena en la mesa frente a la mía. Yuri lo toma en sus manos y abre los ojos al máximo entregándome el teléfono. —No somos brujas, pero lo hemos invocado —comenta al momento en que miro la imagen de Aitor en el teléfono. Ella se va para darme privacidad, trato de calmarme y contesto la llamada. —Diosa, gracias por contestar. Sé que en este momento no deseas hablar conmigo. Solo quiero pedirte perdón, por no cumplir la promesa de jamás herirte. Créeme que me duele el recuerdo. Hoy sé que basta una palabra y una acción para hacer que todo lo que se construyó por años se pierda. Por mi inmadurez, por no saber afrontar las situaciones de la manera correcta, te perdí. Perdí todo lo bonito que estábamos construyendo juntos. No tengo justificación para utilizar ese tono y esas palabras contigo. Tú no tienes la culpa de nada. Es culpa mía por no saber defender este amor que me está quemando el pecho por ya no poder tenerte cerca, por no poder verte. Te amo y esa es la única verdad, te amo a ti y a tus hijos. Por favor hermosa, háblame —dice con la voz entrecortada y antes que un sollozo saliera de mis labios colgué la llamada. Abracé un cojín y lloré nuevamente al volverlo escuchar y sentir su dolor en cada una de sus palabras. —No Jia, él no es para ti —me dije abrazando el cojín y quise recomponerme cuando miré a Tiam salir de la habitación, pero él solo me abrazó fuerte. Pude sentir sus lágrimas mojar mi blusa. —¿Qué pasa, cariño? —cuestioné, él se aparta y me con sus mejillas rojas y sus ojitos llenos de lágrimas. —Yo también extraño a mi papá Aitor —confiesa volviendo a abrazarme y llorar más fuerte. —Lo se cariño, pero debemos acostumbrarnos. Aitor ya no estará cerca de nosotros —asintió y después de unos días volvimos a adquirir una rutina. Encontré una escuela super cerca del apartamento de Yuri y Tiam estaba muy feliz de aceptar esta rutina por un tiempo. Las llamadas y mensajes de Aitor siguieron sin cesar. Todas las noches y mañanas sus mensajes llegaban y yo me negaba a abrirlos. Llamaba a mis hijos y Aitor no salía en ningún momento de la conversación. Así pasó un mes y medio y un dolor en mi espalda baja y cadera me tenía muy incómoda. —¿No será que dormiste mal? —me pregunta Yuri, negué. —No, el dolor es muy incómodo cuando ando caminando, pero cuando estoy acostada o sentada estoy bien. También siento un ligero dolor de vientre. No se si mi otro ovario está teniendo problemas —comenté. —Te voy a hacer una cita con una amiga para que te revise. Es mejor que te dejes ver por un médico antes de que pueda empeorar —asentí. Ella caminó hasta su habitación y yo me acerqué a la cocina y tomé un poco de la jalea de uva que me apetecía comer últimamente. Solo la metía a la nevera para que estuviera fría. —Bueno, te puede ver en dos horas. Yo puedo quedarme con Tiam y ayudarlo con su tarea para que no te preocupes. Ve a esta dirección y me llamas al salir para saber qué es lo que te pasa —tomé el pequeño papel en su mano y me dispuse a tomar mi cartera y a salir. Mi teléfono sonó mientras iba en el auto y era Aitor, no lo contesté como era de costumbre. Llegué hasta el hospital, caminé por los pasillos hasta quedar frente al consultorio que me habían señalado. —¿Tiene cita? —preguntó una joven enfermera. La puerta se abre y deja ver a mi amiga Lin. —¿Jia? —pregunta y asentí. —¿Lin? No pensé que eras ginecóloga —dije sorprendida. Pues era otra compañera de travesuras. Hasta que su familia se mudó a la ciudad. —¿Yuri es tu hermana? Si que el mundo es pequeño. Pasa —invita a que pasé. Ella caminó hasta sentarse en la silla detrás de su escritorio. Me siento ligera dificultad pues el dolor es muy molesto. —Dime, que es lo que te trae por aquí —Comencé a contarle lo que me estaba pasando y luego comenzó las preguntas de rutina. —¿Ultima menstruación? —Hace un par de semanas, pero fue más como un machado que sangrado. Me imagino que es algo normal para mi edad —comenté con desánimo. —Vamos a hacerte un ultrasonido interno para saber exactamente qué está pasando. Poder tener mejor visibilidad del área y poder descartar la presencia de quistes o tumores —asentí e hice el procedimiento que me indicó. —No puedo observar nada fuera de lo normal —dice viendo por el monitor y empujando el transductor hacia el lado donde tenía más dolor. —¿Estas segura? —Pues miro lo que es de esperarse para este tiempo aunque… —hace una pausa viendo al monitor. —¿Que sucede? —pregunté esta vez con algo más de ansiedad. —Estas embarazada Jia, aproximadamente 9 semanas y… —hace una nueva pausa que me corta aún más la respiración. No solo es saber que estoy embarazada lo que me aturde, si no la posibilidad de que algo esté mal con el bebé en mi vientre. —¿Qué pasa con el bebé? —pregunté ya que no me dice nada, solo sigue viendo hacia el monitor y moviendo el transductor. —Son dos, estoy viendo dos sacos amnióticos y dos latidos —dijo y sus palabras continuaron reproduciéndose en mi mente una y otra vez, hasta que por fin pude hablar. —¡¿Pero cómo?! Si… yo no pude quedar embarazada después de mi hijo Tiam. Solo tengo un ovario Lin —cuestioné con ansiedad. —Lo cual no te hace estéril, Jia. Solo que las posibilidades disminuyen de un 50% a un 60%. Está más que claro que tu único ovario es más que capaz de producir un óvulo y en este caso fue fecundado en el tiempo perfecto —dejé caer mi cuerpo sobre la camilla y miré hacia el techo del consultorio. Mis ojos se comenzaron a llenar de lágrimas. ¿Por qué me pasan estas cosas a mi? ¿Por qué ahora? ¿Por qué con Aitor? Comencé a maldecir internamente, pero al mismo tiempo trataba de asimilar todo lo que estaba pasando. Creí estar soñando por un momento, hasta que una pregunta me hizo volver a la realidad. —¿Deseas interrumpir el embarazo? —negué. —No, claro que no. Ayúdame a que todo esté bien con ellos y conmigo. ---------------------- Copyright © 2023 Valery Archaga Todos los derechos reservados. Obra protegida por Safe Creative bajo el número 2307154839257 Mis hermosas chic@s... les invito a seguirme en mis r3d3s s0cial3s para mantenerse al tanto de lo que pasa. Se vienen cosas muy emocionantes y me encantaría que participen en todo el proceso. Inst4 @ValeryArchaga Face @ValeryArchagaG O en mi pagina de Internet valeryarchaga.com Gracias por leer mis historias.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD