Los aviones sobrevuelan la zona bombardeando el campo de energía que cubre Svalbard, sostenido por Liesse, Jarek y algunos soldados con capacidades similares lleva en pie más de una hora. Los ciudadanos fueron evacuados y llevados a la zona sur de la isla principal, soldados se distribuyen por todo el perímetro siguiendo las órdenes de Carlos y Caín. —¡Muévanse!— grita Carlos— ¡Vidas inocentes dependen de ustedes! ¡No me hagan patearles su aniñado trasero! —Están listos para ésto. Han entrenado con el propósito de saber defenderse y defender a los suyos.— habla Caín —Siéntanse orgullosos de lo que son, de quiénes son y de sus habilidades, y lograrán lo que quieran. —Estás hecho todo un Shakespeare— dice el mexicano y su compañero sonríe divertido. Los jóvenes soldados asienten satisfe