Suzana Ferrari: Abrazo a Lívia cuando escucho a Antonela entrar corriendo en la sala. —Sabía que esos despreciables de la empresa Houston no valían la pena, pero nunca imaginé que llegarían a este punto —dice viniendo rápidamente en nuestra dirección con el pequeño Murilo en brazos. Lleva una falda corta con un cinturón en la cintura, una blusa social holgada que deja toda su barriga al descubierto, lleva unas botas hasta las rodillas y su pelo liso está suelto y desordenado. El sudor le corre por la cara haciendo que su flequillo se pegue a la frente, Antonela es una morena muy hermosa que siempre está muy bien arreglada, pero debido a su estado hoy imagino que fue una carrera llegar hasta aquí, por eso no pudo arreglarse. —Tía Suzan y tía Lívia —Murilo habla emocionado con un muñeco.