Vi un poco consternada cómo Alek miró hacia la esquina de la habitación con una expresión vacía, mientras movía su pierna rítmicamente.
Algo estaba mal, se notaba a kilómetros de distancia, pero estaba segura de que no era algo que pudiera preguntar en plena consulta con mi nueva doctora.
Cuando Alek me dijo que se trataba de una experta, me esperaba una mujer mayor, tal vez incluso con algunas canas en su cabello.
Lo que definitivamente no esperaba, era una alta, hermosa, rubia y notablemente joven doctora.
Sí, fue una gran sorpresa.
Mientras ella llenaba unos papeles, nuevamente la recorrí con la mirada.
Su maquillaje era impecable, muy discreto y no ostentoso, la blusa blanco marfil y los pantalones de vestir negros junto a unos tacones, la favorecía absolutamente y aunque cualq
