Treinta y cuatro

2139 Words

Ariana Seguía mirando el techo de la habitación después de mínimo, una media hora. Claro, pero a diferencia de cuando entré, ahora no estaba llorando por la indiferencia de Alek y su frío trato. Ni siquiera me importaba la frialdad y lo único que en verdad me dolió, fue el sentirlo más cerca y abierto a mí; sentir tus labios y al segundo siguiente, sin siquiera saber la razón, fui tratada con más frialdad y desprecio que mucho tiempo. Mierda, literalmente me había echado de su oficina. Solo segundos después de subir a mi habitación, lo escuché irse. No me molesté en asomarme por la ventana para verlo partir. "Los muertos no importan, Ariana" Sus palabras; frías como el hielo y cortantes como una cuchilla, resonaron en mi cabeza justo como lo habían hecho desde que salieron de la bo

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