Capítulo 3
Entre enredos y discusiones
Narra Melu:
Veia a Pablo parado en la puerta con su cara de sorpresa y yo por dentro queriendo desaparecer, me regañe mentalmente por haber aceptado ese café que me metió en esta situación de la cual ahora no se cómo salir. Martín carraspeo llamando la atención de su hermano, que al parecer también se habia quedado en blanco.
-¿Me invitarás a pasar o me dejarás afuera toda la noche? -pregunto él bufando, intentando pasar por encima de Pablo.
-No, no puedes- dijo Pablo deteniendolo antes de exponerme en el campo de visión-...Yo, eh... estoy ocupado... uhmm... con alguien.
-Hermano, me sorprendes- dijo aplaudiendo, podia sentir su sonrisa y cara de victoria-. Crei que nunca superarias a la perra de Sabrina, el divorcio es lo mejor que nos pudo haber pasado.
Auch, senti mi corazón quebrarse nuevamente con su afirmación.
-Por favor, vete. Después te llamo- le pidió Pablo.
-Esta bien hermanito, te dejo.
Pablo cerró la puerta detrás de él, nos quedamos en silencio unos minutos cada uno ensimismados en nuestros pensamientos, el sonido de mi teléfono nos trajo de vuelta a la realidad, lo saque de mi bolso y lei el mensaje de Lud: Voy en camino con una botella de vino.
-Creo que deberia irme- susurré, poniendome de pie, queriendo salir corriendo.
-Melu- suspiró, me detuvo sosteniendo mi codo y las lagrimas amenazaban con desbordarse-. Yo no sabia que él vendría, te lo juro...
-No es tu culpa, Pablo-. La primera lágrima brotó y crei que seria yo quien la secaría, pero fue la mano de él quien con su calidez la quitó de mi rostro.
-Martin solo dice tonterías...
-Para él lo mejor fue el divorcio, para mi también... Así que no puedo decir que es una mentira.
-¿Podrías contarme que fue lo que sucedió con él? -indago curioso.
-Lo haré- le prometi-, pero no hoy.
-Esta bien, si quieres hablar en algun momento, ya sabes qu soy tu vecino.
Asenti con la cabeza, aunque en partes si mentí, nunca hablaria de este tema con mi excuñado sabiendo que es su hermano era el protagonista principal de mi historia. Me despedí de él, con un sabor amargo en la garganta, aun me afectaba demasiado ver y escuchar a Martín, me habia dado cuenta ese dia.
Ingresé en mi departamento, dejé las luces apagadas porque ya me habia acostumbrado al camino oscuro hacia mi habitación, me tumbé en la cama sin ánimos y caí en un profundo sueño.
No se cuánto tiempo estuve dormida, sin embargo un sonido lejano comenzó a volverse fastidioso. Abrí los ojos aun en penumbras y pude notar que se trataba del timbre, Lud llegó a mi mente y literalmente brinqué de la cama para ir a abrirle la puerta.
-Niña, un segundo más y llamaba a la policia- parloteo-. Tengo más de veinte minutos esperando que abras- reclamó, me estudió de arriba abajo, arrugando la cara - ¿Y a ti que te ha pasado? Te ves horrible.
-Me siento horrible- chillé, lanzandome a sus brazos y comencé a llorar.
-Ay mi niña, ¿Ahora que ha pasado?- susurró triste.
Le conté todo, desde mi encuentro inoportuno con Pablo y hasta el casi encuentro con Martín, de mi trabajo, realmente me desahogué con mi mejor amiga.
-Melu, ¿Por qué no me llamaste antes?
-Porque acaba de pasar hace unas horas- comenté-, Creo que presientes cuando te necesito, porque tu mensaje me salvó de la soledad- dije agradecida, ella me envolvió en sus brazos, sentia paz con Lud a mi lado.
-Ire a visitar a Martin y le cortaré las pelotas por desgraciado- bufó molesta.
-No es necesario, lo superaré -. Y ese fue mi lado fuerte saliendo a relucir, aunque sentia que era la mujer más debil del mundo en ese momento- ¿Te puedes quedar hoy? -pregunte haciendo puchero, ella sonrió y asintió.
¡Excelente! No estaria sola comiendome la cabeza.
Días después
Veía mi reflejo en el espejo, con el vestido corto y ajustado que Lud me habia obligado a usar, hoy era su cumpleaños y nos invitó a un antro nuevo en la ciudad. Ella charlaba divertida del lugar, ya habia ido unas semanas antes, pero yo no lo conocia. Julian nos esperaria alla, ya teniamos varios mensajes de su parte apurandonos, pero aun no me convencia del todo mi vestimenta.
-Te ves como una diosa- alago ella- Nadie se podria resistir a ti hoy.
-Lud, esto es sumamente corto- me queje, intentando que quedara más abajo de las rodillas, lo que fue una tarea imposible.
-¡Esa es la idea! -chillo Lud, riendose- Ahora vamos, o Julián vendrá por nosotras.
Me senté de copiloto en el auto de mi amiga, si habia algo que le gustaba a ella era la velocidad y no dudo ni un segundo en acelerar a tope su vehiculo. Diez minutos nos tomó llegar, cuando cualquier persona normal y que respeta las reglas y leyes de transito habría llegado en veinte. Se estacionó un poco alejada de la entrada, pues aunque no era tan tarde ya el lugar estaba repleto de personas que esperaban ingresar. Antes de bajar del auto, Ludwika me tomo la mano.
-Espera, hoy hay un requisito para entrar- comentó, se lanzo hacia la parte de atras y chillo emocionada al dar con lo que buscaba, me tendió una máscara negra con pedrería y una pluma roja del lado izquierdo, la de ella era dorada -. Tenemos que usarlas y no revelar nuestra identidad.
No fui fan de la idea inmediatamente, pero luego surgió una duda.
-¿Y cómo daremos con Julián?
-Nos estará esperando en la entrada, tu no te preocupes por nada.
Salimos hacia la fria noche, sentia el viento calarse por mis pantorrillas, me sentia incómoda y más cuando las personas de la larga cola se fijaron en nosotras. Los hombres nos veian unos con lujuria y muchos pensamientos claramente tripleX y las mujeres unas con admiración y otras con envidia. Aunque a mi lado Ludwika estaba como una verdadera diosa, yo me sentia realmente pequeñita. Creía que debiamos colocarnos al final de la cola, pero nos llamó un hombre en la entrada que también usaba máscara y logré reconocer al instante: Julián. Se veía guapo con el traje n***o y corbata azul oscuro. Nos abrimos paso entre las personas, las chicas realmente tuvimos que caerles peor y por primera vez en la noche sonrei, sintiendome importante.
Una vez adentro, el lugar era inmenso y hermoso, las luces neón alumbraban todo el lugar y al final muy cerca del Dj se encontraba la barra. Habian chicas con muy poca ropa bailando en el tubo y en el centro se encontraba la pista de baile. Nos acercamos a la barra y Julián pidió shots de tequila para comenzar la noche, en la pantalla grande apareció un mensaje de feliz cumpleaños para Ludwika y al momento todo el club la estaba felicitando y cantando la tan memorable canción, mi amiga sonreia feliz y de pronto las ganas de ir al baño me inundaron, la tomé del brazo y el sonido alto no le dejaba escucharme, asi que le hice señal de que iba al baño, se ofreció a acompañarme pero me negué con un: vuelvo rápido y me alejé de mis amigos. Si la fila de afuera estaba larga, la del baño le ganaba con creces. Aburrida tomé mi teléfono y la adrenalina subió por mi cuerpo al ver una llamada y lo peor era de quién... Martín, ¿Qué hacia llamándome? No respondí, mi estomago se revolvió y quise vomitar lo que habia tomado. Apagué mi celular, esperando que no volviera a molestarme y fue mi turno de ingresar al baño.
Intenté encontrar a mis amigos después de salir del baño, pero una de mis canciones favoritas resono por todo el lugar y la pista de baile me llamó. Incapaz de negarme, comencé a bailar sola y llamé la atención de algunas vistas a mi alrededor. Sintiendome osada les di un espectaculo digno de ver, me encantaba bailar pero por culpa de Martín lo habia dejado, hasta ese momento. Unas manos en mi cintura me sorprendieron, me voltee y quedé de frente al extraño que también usaba máscara, sin embargo sus manos me resultaron familiares o era que ya habia demasiado alcohol en mi sistema, pero lo dejé y el sonrió.
Esto acabaria mal, lo presentía.