—¿Y bien? —N.no... no se porque tendría que Rodrigo saber algo de mi hija— estaba nervioso y el tartamudeo lo delataba. —hay algo que no me cuadra y más le vale que me diga de una buena vez antes de que pierda la paciencia. — le dijo molesto a Víctor, su suegro, y molesto no media sus acciones. El no era como su hermano, que era más centrado, aunque ambos eran muy impulsivo Eros sabía cómo llevar las cosas con calma. — No está en mi, decirte nada, lo siento. Edin, apretó los puños de la rabia, tenía que calmarse o no lograría nada, respiro profundo y salió de la casa de su suegro. No le diría nada más, pero ya sabia lo que tenía que hacer. Tomo su teléfono y marco un número específico. Directo a la contestadora. Raro, el nunca apagaba su teléfono. Llamo a su hermano y el teléfono