CAPÍTULO SEIS Jessie se incorporó de repente en la cama, despertándose justo a tiempo de oír su propio grito. Le llevó unos segundos reorientarse y caer en la cuenta de que estaba en su propia cama en Westport Beach, y que llevaba puesta la ropa en la que se había quedado frita la noche pasada con la embriaguez. Tenía el cuerpo cubierto de sudor y la respiración agitada. Creyó que realmente podía escuchar cómo le corría la sangre por las venas. Levantó la mano y se tocó la mejilla izquierda. La cicatriz causada por la rama todavía seguía allí. Se había difuminado y podía cubrirla con maquillaje, a diferencia de la otra más alargada que tenía a la derecha del cuello. Aun así, podía sentir dónde sobresalía del resto de su piel. Casi podía sentir el pincho afilado en este momento. Echó una