Se quedaron comiendo todo lo de la tabla mientras hablaban de lo que había sido la boda, estaban sentados con las piernas cruzadas sobre la cama echando platica como si fueran los mejores amigos de colegio, Sophie le contó lo que había escrito en la tarjeta que le entró a Irene y James estaba muerto de la risa por el valor que tuvo su esposa para hacer eso, no la iba a regañar por lo que hizo, Irene se merecía todo lo que le pasó e incluso hasta más. Al terminarse toda la comida siguieron conversando, aunque esta vez se quedaron acostados en la cama contemplando el cielo, ella acostada sobre el brazo de su esposo contemplando el cielo nocturno sobre la isla de Cerdeña, su nuevo hogar, esa noche no había una sola nube y el millón de puntitos brillantes en el azul oscuro era simplemente impr
Download by scanning the QR code to get countless free stories and daily updated books