Maximiliano estaba con Stephanie. —Pimpollo, ¿Qué postre deseas probar? Ella lo miró... sintió Miles de sentimientos cruzados, él de la rabia, la impotencia. —Señor, le voy a pedir qué no me llame así, ¡No me gusta! ¡Entendió! Stephanie estaba amargada, la cena estubo deliciosa, ella apenas probó bocado, lo único qué deseaba era salir de ahí corriendo, llegar lo más rápido posible a su casa, y poder abrazar sus pequeños hijos. —¿Deseas comer algo más? Stephanie no pronunció ninguna palabra, se sentía humillada, ante la presencia de Maximiliano, ella lo único qué hizo fué mover la cabeza, y con él mismo movimiento ella dijo no. Maximiliano salió afuera un momento, se acercó hacia su carro, sacó su cartera billetera qué mantenía guardada, conectó la alarma de su carro, y bajó con ell