Todo había cambiado en la vida de Rebeca, ahora quería hacer una gran fiesta, para festejar qué su hijo no estaba enfermo, llamó a sus amigas y las invitó para compartir un almuerzo elegante, en la parte del patio de unas de sus propiedades, estaba la casita blanca cómo ella le llamaba, parecía un castillo era de dos plantas y tenía una piscina adentro, allí en aquella casa ella vivía, cuándo era muy pequeña, Rebeca tenía una gran colección de muñecas, entraba a la habitación y acomodaba una por una, sus muñecas algunas eran de porcelanas con grandes ojos. Stephanie, ahora cada vez más tranquila, pensaba en Maximiliano, sentía ganas de besarlo, y tenerlo frente a ella para decirle cuánto lo ama, sus noches son de gran nostalgia, "Amor, mío cuánto desearía qué recobraras la memoria, sería