Rebeca la madre de Maximiliano, miró a Stephanie, con gran ternura, era una mujer de carácter fuerte y segura. —Madre, te presento a Stephanie. —Hola querida, puedes sentarte adonde más te guste, hablame de ti, ¿De dónde eres? —Stephanie, se sentía un poco más segura, estando en casa de esa mujer, estaba pálida, su corazón palpitaba muy fuerte, ella no habló ni una palabra; comenzó a llorar sin poder detenerse, él hombre qué ella había amado, había muerto para siempre, se sentía en un camino sin salida. Rebeca ordenó a uno de sus servidores, qué por favor trajeran un vaso con agua. —Tranquila niña, mientras exista yo nada te pasará, me alegra mucho qué seas parte de mi familia, mi hijo te cuidara bien, él no es malo. Rebeca sacó un pañuelo descartable de su cartera y le pasó a Stepha