Stephanie, era una mujer muy inteligente, su padre había confiado plenamente en ella, la había dejado a cargo y él se había ido a otra empresa qué él habría abierto hace poco, Elena la vió distinta y luego preguntó. — Hija estás cambiada. —Madre estuve en una cabina de Spad. —Que bueno hija, si he ido fuí con tu abuela, lo pasé muy divertido con ella. —Madre, ¿Has sabido de mi abuela?, uno de mis hijos siempre está preguntando por la casa del árbol. —Tu abuela, está muy bien, viene para él día de las madres. —Madre, me haces muy feliz tenerte. —Vamos hija espero qué Miguel se coma todo, ¡Es tan lindo! Tiene tus mismos ojos tan claros como él agua del mar. Aquella mañana, Stephanie recordó muchos momentos felices con su madre, su padre le había dado permiso con la condición qué ella