La invitación que el hombre le había hecho a Alex excluía a Melisa de los planes, y eso era genial para ellos, ya que esa era la intención desde el principio. Sabía que no era bienvenida, e incluso pensó que sería buena idea que él aceptara, así podría pasar más tiempo con su hija.
—Agradezco la invitación, pero será mejor que sean solo ustedes.
—Qué tontería, Alex, desde que llegamos aquí no haces más que rechazar todo lo que te sugerimos. Cuánto vergüenza me estás haciendo pasar, y este todavía es el primer día —gruñó Joaquim.
—Te dije que mi vida es muy ocupada, abuelo, y te lo había advertido para evitar este tipo de vergüenza. —Alex estaba muy enojado, odiaba que lo regañaran delante de la gente, como si todavía fuera un niño.
—Así que, si el problema es tu ocupación, considérate de vacaciones. Si no vienes con nosotros mañana, ya no necesitarás ir a la empresa. Mientras nuestros huéspedes estén aquí, toda tu atención estará centrada en ellos. ¿Me estás escuchando?
Al ver que su marido estaba molesto y estaba a punto de entrar en una discusión con su abuelo, Melisa tomó medidas. Tomó la mano de Alex, tratando de calmarlo.
—Cálmate, Alex, no provoquemos pelea ahora. —Su voz era suave, pero la forma en que tomó su mano fue firme.
Sorprendido Alexander por la actitud de su esposa, se dio cuenta de que tenía razón.
—Bien. —Eso fue todo lo que logró responder.
La gente en la mesa se sorprendió por la forma en que Melisa logró calmarlo tan rápidamente.
—Entonces creo que estamos emparejados así. Mañana, a las ocho, saldremos los cinco de casa —Joaquim prosiguió.
Melisa continuó sosteniendo la mano de su marido, esperando que la discusión no llevara a más.
—Esta es tu invitación, Alex. —Frederic sacó una tarjeta del bolsillo de su pantalón—. No lo olvides, es individual, no puedes entrar si no presentas la invitación.
Miró al hombre con una mirada de odio, sin mover un músculo, por lo que Melisa tomó medidas y tomó la tarjeta en lugar de su marido.
—Lo hará, no te preocupes.
—Si me disculpan, ahora me voy a mi habitación, Melisa, ¡vienes conmigo!
Se levantó rápidamente, sin demora y sin soltar la mano de su esposa. Caminó con ella hacia el dormitorio y, cuando entró, cerró la puerta, empezando a maldecir.
—¿Cómo me pediste que mantuviera la calma? Es una invitación individual, ¿no sabes lo que significa? No puedes ir conmigo, me quieren tirar a esa mujer, ¿no entiendes? Si le guardo silencio a mi abuelo ahora, él me manipulará la próxima vez, ¡hasta que dejes esta casa y esa mujer ocupe tu lugar!
-—No puedo ir contigo, aun así, sigues casado, ¿verdad? - Intentó explicarse. - Simplemente no les des ninguna oportunidad. Intenta no estresarte demasiado, pierdes los estribos muy fácilmente, de esta forma tu abuelo conseguirá lo que quiere.
- Mira, hablas como si entendieras algo, finges estar preocupada por mí, pero en realidad debes estar saltando de alegría, porque puedes ir al hospital, ¿no?
—Estoy realmente preocupada por ti. - respondió. - Ya me he dado cuenta de cómo es tu abuelo y cómo son las personas que lo acompañan. Si no mantienes el control, todo saldrá según lo planeado. Sólo necesitas demostrar que, no importa dónde estés, conmigo o no, no estás interesado en Lilian Trajano, y que no tienes ningún interés en separarte de mí.
—Aún así. - dijo caminando a través de la habitación—. Inventé esta historia de matrimonio para fastidiar a mi abuelo y hacerle renunciar a esta loca idea de querer casarme a la fuerza. Sin embargo, además de insistir en la idea, ahora quiere amenazarme usando la empresa, porque sabe que es lo único que realmente me importa.
—Así que no dejes que lo use en tu contra. Si demuestras que es su punto débil, claramente lo utilizará siempre que sea necesario. Hasta que no te quede otra opción que ceder ante lo que él quiere obligarte a hacer.
—¿Y cuál podría ser mi punto débil si no es la empresa? Por amor de Dios, trabajo en ese lugar desde los quince años, y aunque mi abuelo no quiera reconocerlo, solo ha llegado a tal punto gracias a mí.
—Sé que debes estar muy nervioso, pero si estallas ahora, todo podría empeorar.
—Déjame aquí un rato, vete a tu habitación. Luego hablamos apropiadamente.
—Todo está bien. Toma, esta es la invitación.
—Déjala en la cama antes de que la rompa.
Ella colocó la tarjeta sobre la cama y se fue, dejándolo nervioso, sin saber qué hacer. Era un hombre que tenía todo y a todos en sus manos, y nadie se atrevía a cruzarlo, nadie, excepto su abuelo, el hombre que quería manipular su vida.
Después de calmarse un poco, intentó buscar una solución para poder superar la situación. Mirando la invitación que Melisa había dejado en la cama, la tomó para ver más de cerca de quién se trataba el compromiso. Después de leer el nombre de los novios, una sonrisa sarcástica salió de sus labios. Conocía a la pareja y, si no se equivocaba, también había recibido una invitación. Caminando emocionado hacia su oficina, abrió el cajón, donde estaban las carpetas y algunos papeles importantes. Buscando con atención, encontró el sobre con la invitación de compromiso y dos tarjetas individuales.
Sonriendo como si hubiera ganado la batalla, tomó el sobre y regresó a la habitación, dirigiéndose hacia la puerta, dirigiéndose hacia donde dormía Melisa.
Estaba tan eufórico que ni siquiera llamó a la puerta, simplemente entró y encontró a Melisa vestida con lencería negra. Era imposible no notar sus curvas, que lo dejaron paralizado por unos segundos. Como estaba de espaldas, no notó la presencia del hombre allí, pero cuando se miró en el espejo y vio el reflejo de Alex mirando su cuerpo, casi le da un infarto.
—¿Qué estás haciendo aquí? —ella corrió asustada, cubriéndose el cuerpo con la sábana.
—Ah... - Alex recobró el sentido. - Vine a mostrarte algo.
No me imaginaba que fuera tan hermosa así, sobre todo porque ya había tenido un hijo en ese cuerpo. Pensó que después de que las mujeres tuvieran hijos, sus cuerpos nunca volverían a ser lo que solían ser, pero cuando vio a Melisa, descubrió que estaba completamente equivocado.
—No te oí tocar —dijo torpemente.
—No llamé —habló con la cara más cínica del mundo.
Luego lo miró indignada, poniendo esa expresión de incredulidad, que él ya estaba acostumbrado a ver e incluso le empezaba a gustar.
—¿Puedes irte para que termine de vestirme, por favor?
- Ya voy, solo vine a decirte que estés lista mañana, irás conmigo a ese evento.
—¿Pero cómo harás esto?
—Yo también tengo mis cartas bajo la manga, no le cuentes a nadie hasta que llegue el momento. Mi abuelo no pierde esperando. —Dicho esto salió de la habitación dejándola sin entender nada.
Al dia siguiente;
Melisa se despertó y fue a desayunar, se encontró con Lilian y Luisa Trajano.
—Buen día. - Saludó cortésmente, pero solo recibió miradas de desdén.
Se sentó a la mesa, con las dos invitadas, ya que los hombres de la casa se marcharon muy temprano.
Las dos hablaban entre sí, como si Melisa no estuviera allí.
—Mamá, ¿qué ropa crees que debería ponerme esta noche?
—No lo sé, cariño, pero espero que hagas lo mejor que puedas, ya que estarás acompañada por Alex. Definitivamente la gente te mirará y comentará muchas cosas, ya que estoy segura de que serás el centro de atención.
Melisa observó lo groseras que eran ambas y cómo demostraban que no la respetaban. Si ella fuera realmente una verdadera esposa, definitivamente ya estaría discutiendo allí. Aun así, no quería que ese comentario pasara desapercibido.
—Es un compromiso, estoy segura que el centro de atención serán los novios.
Ambas la miraron.
—¿Qué?
—Eso es lo que escucharon.
—¿Por qué sigues aquí, eh? —Luisa empezó a hablar. - Viste que Joaquim no acepta este matrimonio, y aun así insiste en quedarte en esta casa.
—Pero estoy casada con Alex, no con su abuelo, así que no me importa lo que piense el señor Joaquim. —Decidió no bajar la cabeza.
—Estás perdiendo el tiempo, Joaquim encontrará la manera de cancelar esta boda, y cuando eso suceda, será mi hija la dueña de todo.
—Si yo fuera tú no soñaría tan en grande, lo que acabas de decir no sucederá, es mejor volver al lugar de donde viniste.
—¿Nos estás echando de aquí? —dijo Lilian indignada.
—No lo hago, solo te sugiero que no pierdas el tiempo. Alex nunca dejará que su abuelo elija por él en una decisión tan importante en su vida.
—¿Sabías que si tu marido no se casa con mi hija lo perderá todo? Joaquim le quitará la presidencia de las manos, ¿cree que eres más importante que la empresa?
—Estoy segura de que Alex encontrará una manera de solucionar esto, no necesita someterse a algo tan sucio como eso, sólo porque su abuelo o tú así lo desea.
Levantándose, se fue. No quería causar problemas, pero esas mujeres le estaban poniendo los nervios de punta. Decidió pasar el del día en su habitación, ya que no podía salir a visitar a su hija.
Cuando llegó la noche, se vistió con uno de los vestidos de gala que tenía a su disposición y recibió la visita de un maquillador.
Una vez lista, se dirigió a la habitación de su marido, quien la esperaba impaciente.
—Estoy lista —dijo, apenas entró.
Alex la miró durante unos segundos, analizando cómo estaba.
—Muy bien, vámonos.
Lo disimuló, pero la imagen de Melisa acabó complaciéndole.
Los dos se fueron de la mano.
Al llegar a la sala, todos lo estaban esperando.
—Alex, llegamos tarde, ¿qué hace esta mujer aquí? - preguntó Joaquim.
—Melisa es mi esposa, seguro que vendrá.
—Pero la invitación es individual, te dije que sería sólo para ti. —Frederic, dijo torpemente.
—Oh, sobre eso, no te preocupes. Aquí está la invitación que me diste, no la necesito. - Extendió la mano devolviéndole la invitación a Frederic—. Había olvidado que a mí también me habían invitado. Nuestras invitaciones ya están aquí. Nunca saldría de casa si no estuviera acompañado de mi esposa.
Mientras decía esto, no dejó de notar las miradas furiosas de todos, especialmente de Lilian y Luisa, quienes, si pudieran, volarían hacia el cuello de Melisa.