Mi cuidador, ese tipo, me odiaba de antemano, era de tez morena, gordo, de anchos hombros y alto, por ojo izquierdo portaba una pieza de vidrio, siempre olía a rancio y su ropa era de tipo militar, seguramente había sido combatiente en alguna guerra y justo ahora, era un mercenario, estoy casi seguro de que lo habían retirado y rebajado de categoría porque tenía inicios de “Parkinson” podía ver como las manos siempre le temblaban, las ocultaba en sus bolsillos. El no poder sujetar y apuntar un arma de manera correcta era muy evidente que le provocaba humillación. Estoy totalmente seguro de que eso le generaba vergüenza a un guerrero como él. Nunca le he hecho nada, ni mucho menos me he metido con su persona, no es como que pudiera porque siempre estoy encerrado, odiándolo cada segundo un