Sequé mi frente con una toalla y seguí ejercitándome. Necesitaba mantener mi cuerpo ocupado y de paso mi mente. El brazo estaba cada vez mejor y creo que me sentía bien. Tenía que regresar a mi rutina normal, tomar otra vez mis ejercicios con la misma constancia que antes y ya, prepararme para lo siguiente carrera. Desde mañana volvía al gimnasio para hacer mis rutinas, aquí en casa estos ejercicios eran muy suaves, tenían que ajustar otra vez mi entrenamiento para poder optimizar mi recuperación y así maximizar mi potencial, mi rendimiento. Solo hacía falta que el brazo estuviera bien y según el doctor, ¡ya estaba bien! Aumenté la velocidad de la caminadora y subí el volumen de la música. El sudor volvía a bajar otra vez a mis ojos, luego de un rato, lo que era muy molesto, pero aú