Abrí los ojos cuando unas cálidas manos acariciaron mi vientre. Más que un cosquilleo, fue una caricia. De inmediato sus labios me asaltaron, invadiendo todo mi cuello y su cuerpo colocándose sobre mí. La noche no se había hecho para dormir, no si Bastian estaba en la cama. —Estoy cansada.—dije en voz baja, hundiendo mi mano en su pelo. Sus besos siguieron su curso, retirando las sábanas de mi cuerpo, mis ojos bajaron hasta su abdomen y allí visualicé su m*****o, ansioso por más acción. Lo recordaba así, tal cual como ahora, como si los años no hubieran cambiado esto, como si…solo hubiera sido una pausa y ahora todo se reanudaba. Cada vez que pensaba en lo bien que había salido esto, quería llorar, llorar de felicidad, no solo obtuve a mi hija, también…me encontraba con mi primer, mi