POV ARIA
2 años después
—¿La viste?
—¿Qué lleva puesto? Quiero decir, ¿Morticia Addams?
Reconozco las voces. Una es Jane Smith, una chica genérica con un nombre genérico y una vida genérica. La otra es Ana Hollis. Conozco a Ana desde que teníamos seis años. La conocí en primer grado y habíamos sido mejores amigas por casi diez.
—Apuesto a que su extraño hermano se lo regaló por su cumpleaños. Acaba de cumplir diecisiete años.
—¿Te acuerdas de su cumpleaños? ¿Es tan importante para ti? —Jane le pregunta a Ana, y me sorprende que Ana también lo recuerde, aunque siempre fue buena para esas cosas.
—Oh, acabo de ver la fecha en la lista. Mad Elena ataca de nuevo esta vez como Morticia Addams, ¿verdad? —dice Ana mientras las dos se ríen. Bueno, supongo que a ella se le ocurrió esta inflexión particular de mi nombre y contó las historias para respaldarlo.
Aria. Seamos realistas: el nombre se presta al ridículo. Escuché Mad Elena tantas veces en los últimos dos años que a veces no estoy segura de si es real o está en mi cabeza. Sin embargo, ahora es real, muy real mientras estoy sentada con las piernas estiradas sobre la tapa cerrada del inodoro de los vestuarios del gimnasio. Aquí huele a calcetines sucios, cloro y a mierda. Contengo la respiración mientras escucho. Estoy en silencio. Invisible.
—No puedo creer que tenga una cita —dice Ana, y la veo inclinarse hacia el espejo para volver a aplicarse brillo de labios a través de la rendija de la puerta del vestuario—. Y con Jason. ¿No estás enfadada?
—Bueno, no es exactamente una cita...
¿Qué?
Jane deja de hablar cuando un inodoro tira de la cadena y una chica sale a trompicones del cubículo más alejado.
—No se preocupen por mí —les dice, arrastrando las palabras, claramente por haber bebido más de la cuenta.
Sin embargo Ana y su amiga esperan, probablemente mirando mal a la chica mientras se lava las manos y las seca con el soplador de aire. ¿Por qué la gente usa esas cosas? Literalmente soplan mierda. Es asqueroso.
Cuando por fin se va, la amiga de Ana, y uso este término a la ligera porque estas chicas no tienen la capacidad de ser o saber lo que es una amiga, se inclina más cerca de Ana y susurra en voz alta:
—Es una apuesta.
Escucho las palabras, pero no las registro de inmediato, no en mi cerebro al menos. Aunque, algo en mi vientre lo siente, y en mi pecho. La respuesta de mi cuerpo está en la forma idiota en que mis ojos se humedecen.
—¿Qué? —pregunta Ana, y estoy bastante segura de que imagino el momento de vacilación, porque probablemente esté salivando por esto, ansiosa, porque lo que hizo no fue suficiente.
No me muevo mientras una lágrima resbala lentamente por mi mejilla. En lugar de eso, escucho.
—Los chicos estaban hablando de ella un día, y no sé. Quiero decir, supongo que debajo de la porquería en su rostro, no es horrible o algo así, al menos para ellos. Pero ya sabes cómo son los hombres.
No es horrible. Eso hace que mis lágrimas se detengan. Gracias, perra.
—¿Jason también? —Jason es, o había sido, el novio de Jane. Y juro que escucho una pizca de alegría en la voz de Ana cuando pregunta por él. ¿Bajándole los humos a Jane?
—Simplemente les seguía la corriente, ya sabes. Ha sido muy duro para él, fingir que rompimos y todo eso —se apresura a decir Jane.
¿Fingir?
—¿Qué? —pregunta Ana.
Jane esboza una sonrisa de satisfacción que me provocan ganas de vomitar incluso por lo poco que veo a través de la rendija de la puerta.
—Y quiero decir que esos conjuntos que lleva están suplicando cierto tipo de atención, si sabes a lo que me refiero.
No, no estoy rogando por cierto tipo de atención. Estoy suplicando que tú y tus putos novios idiotas que claramente se han dado demasiados golpes en la cabeza me dejen en paz de una maldita vez.
Aunque supongo que no, si soy sincera conmigo misma, y prometí ser sincera conmigo misma en el futuro, ¿verdad? Estoy en el baile de graduación con Jason Cole, después de todo. ¿Por qué demonios dije que sí? ¿Por qué pensé que estaba seriamente interesado en mí? ¿En mi? Nadie en su sano juicio estaría interesado en mí. ¿No sé eso?
Jason es mi compañero de laboratorio. También era, o según Jane, sigue siendo, su novio quarterback. La estrella del equipo de fútbol. No es muy brillante pero suele ser dulce conmigo. Es uno de los únicos que lo es. Pero quizá sólo es dulce para aprobar porque lo he estado ayudando. Bueno, más que ayudarlo. He estado dejando que me engañe.
—De todos modos, no puedes decir nada hasta que termine la noche. — continúa Jane.
Estoy imaginando un momento Carrie, con sangre de cerdo incluida.
Idiotas.
—¿Qué va a hacer? —pregunta Ana, consiguiendo parecer preocupada.
—Sólo tomar algunas fotos. Es sólo diversión, ¿sabes? Darle una lección. Enseñarle a no coquetear con la propiedad de otra mujer —termina Jane, el veneno en su voz es palpable.
—¿Qué clase de fotos? Eso no es realmente...
—¿Por qué te importa? —Jane chasquea—. No pensé que siguieran siendo amigas.
—¡No! ¡No lo somos! Está loca.
Vete a la mierda, Ana. Clavo mis uñas en las palmas de mis manos con tanta fuerza que me sale sangre odiando el hecho de que Ana aún tenga el poder de hacerme daño.
La puerta del baño se abre entonces y un grupo de chicas entra ruidosamente. Eso obliga a Ana y Jane a marcharse, menos mal, y yo espero un minuto más antes de escabullirme y volver al baile en busca de mi cita.
Lo bueno es que esto no es nuevo para mí. Durante casi dos años, he estado esencialmente sola. En realidad, ni siquiera estoy intimidada realmente. Me tienen miedo porque no soy una mansa cobarde que les va a besar el trasero. Estoy demasiado enojada para eso.
Me lo recuerdo a mí misma mientras clavo las uñas en las palmas de mis manos. La gente se aleja de mí, intuyendo lo que sea que esté saliendo de mí. Bien. No puedo hacer nada para evitar las miradas y los susurros, pero lo que sí puedo hacer es que me importen un carajo. No puedo darles la satisfacción de saber cuánto me duele cuando escucho cómo bastardean mi nombre y lo convierten en Mad Elena.
La música está alta, y el gimnasio está decorado para un baile de graduación de instituto. El primer año. Es, como era de esperar, una mierda.
Aunque esa es probablemente mi actitud. No debería haber venido. Debería haberlo sabido mejor.
La pista de baile está en pleno apogeo con los chicos populares bailando en grupos, unos tan parecidos a otros que es un milagro que alguien pueda distinguirlos. Veo a Ana entre ellos y, cuando nuestras miradas se cruzan, me frena por un minuto. Detiene su baile, pero se apresura a mirar hacia otro lado. Ahora tiene nuevos y mejores amigos. Una vida nueva y mejorada.
Me observo a mí misma, lo que llevo puesto. Un vestido n***o de encaje con mangas largas y cuello alto. Lo combiné con mis habituales botas gruesas y llevo mi cabello suelto cayendo por mi espalda. Recién teñido de n***o. Lo teñí para mi estúpida cita. Para esta noche ridícula.
Por Dios. ¿Qué estoy haciendo aquí? No pertenezco a este lugar.
Doy vuelta para irme, pero escucho mi nombre.
—Maddy. —Una mano se envuelve alrededor de mi brazo, deteniéndome.
Miro su mano en mi brazo y luego miro a Jason, que me hace girar hacia él, tirando de mí con tanta fuerza que choco contra su pecho y reboto hacia atrás.
—No me llames Maddy —espeto y libero mi brazo.
—Lo siento. Pensé que lo preferías a Mad Elena.
¿Lo dice como lo hacen las chicas? ¿O estoy escuchando eso? ¿Es verdad lo que dijo Jane? Jason no ha sido cruel conmigo.
Aún no.
Pero el trimestre está a punto de terminar. Aprobará ciencias. Ya no me necesita.
—Estás hermosa —dice, pasando mi cabello por encima de mi hombro—. ¿Ya te dije eso?
—No, no lo hiciste —digo cuando se acerca. Su aliento huele a licor barato.
—Lo hago ahora. Luces muy hermosa
Pongo las manos en su pecho para mantener algo de espacio entre nosotros mientras pienso.